Naciones Unidas, (Servicios especiales de Vanguardia del Pueblo) La crisis política, la inestabilidad y los vacíos de seguridad en Libia amenazan con desatar más turbulencias en la región, advirtió el enviado de la ONU para ese país, Bernardino León.
El también jefe de la Misión de la ONU de apoyo a Libia (Unsmil) actualizó mediante una videoconferencia al Consejo de Seguridad sobre la situación en el terreno, foro en el que expuso en particular los riesgos de que grupos terroristas como el Estado Islámico (EI) saquen provecho del caos imperante.
En las últimas semanas, el EI y sus afiliados han mostrado una creciente habilidad para explotar a su favor el escenario, en aras de consolidar su presencia e influencia, alertó.
León mencionó recientes acciones de los yihadistas en territorio libio, entre ellas la captura de instalaciones públicas en la ciudad de Sirte y el ataque del mes pasado al hotel Corinthia, en Trípoli.
Sin embargo, tal vez el principal recordatorio de los peligros inminentes para el país, su pueblo y la región fue la decapitación de 21 cristianos egipcios, otro acto salvaje y horrible, dijo desde la capital del estado petrolero, sumido en la inestabilidad a partir de 2011, cuando una intervención de la OTAN ayudó a derrocar a Muamar el Gadafi, quien resultó asesinado.
Para el representante del Secretario General, solo el diálogo nacional puede poner fin a la crisis, marcada por la existencia de dos gobiernos y dos parlamentos paralelos, que reclaman el poder y cuentan con el apoyo de diversos grupos armados, los cuales pelean entre sí por el control territorial.
Urge un acuerdo entre las facciones políticas, para evitar males mayores, ante la ya presencia de bastiones extremistas en las ciudades Bengasi y Derna, subrayó.
En ese sentido, convocó a una nueva ronda de conversaciones, que den continuidad a la celebrada el pasado mes en Ginebra.
Allí, las discusiones se centraron en alcanzar un gobierno de unidad, un alto el fuego y otros avances en materias de seguridad, recordó al Consejo el mediador.
Según León, el proceso debe incluir a los diferentes actores políticos, militares y sociales, reunidos bajo el compromiso de poner fin al conflicto y alimentar la esperanza de la población libia.
Las diferencias entre las partes no son insuperables, lo que genera cierta confianza en torno a la posibilidad de lograr un acuerdo, estimó.