El Partido de la Liberación Dominicana y su dirigencia reaccionan como corresponde frente a los infundios de una embestida cloacal movida por las mafias que escogieron al país como punto de trasiego hacia los grandes mercados de las drogas, con la complicidad o la indiferencia de quienes hoy les sirven de relacionistas de la manera más desvergonzada.
Mientras eso sucede, se afianza el desfile solidario en la opinión pública y la consciencia de la realidad que impulsa esta sucia jugada política de quienes no se resignan a aceptar el rechazo popular, no saben lo que es la ética, la decencia ni los buenos modales en ningún plano de la vida.
“Ayer yo me convencí de que todo eso de Quirino es un guión hecho por una mente perversa. ¿Cual fue el detalle que me convenció de ello?, la inclusión de Marichal, (gloria del beisbol dominiano). Demasiado perverso y sucio meter a (Juan) Marichal en un contubernio con Leonel de ese tipo”.
Ese es el juicio expresado por el destacado intelectual, ex dirigente político y conocido hombre público, José Israel Cuello, durante una intervención en el programa Revista 110; quien además entiende que el Presidente Fernández no puede replegarse, sino enfrentar a sus detractores.
“Fernández no tiene por qué retirarse de la vida política. Usted no puede aceptar esa infamia y replegarse, tiene que echar su pleito”.
Eso es precisamente lo que el Presidente del PLD ha estado haciendo, aunque con su estilo, a su manera decente y sosegada, sin dejarse llevar al terreno del enemigo, como enseñara el gran líder Juan Bosch.
La maledicencia es tan vieja como el crimen mismo, porque es la forma en que los malvados procuran destruir moralmente a los adversarios y justificar sus villanías.
Pero en este caso, es más el espacio retrocedido, que el que podrían avanzar quienes a base de diatribas pretenden torcer el curso de la historia.
El PLD está llamado a seguir gobernando para cumplir los ideales de Bosch, de liberar a este país del yugo de la miseria, completando la obra de los forjadores de la nacionalidad dominicana, y no habrá infamia capaz de evitarlo.
Los hombres y mujeres peledeistas están alertas y, como siempre, dispuestos a dar la batalla, e imponer su calidad por sobre las mediocridades humanas y políticas que caracterizan a los detractores.
