La lucha por el poder político en la República Dominicana, y en el mundo, ha tenido etapas similares a una guerra sin cuartel, en donde las armas a utilizar disparan a aniquilar la integridad física y moral de las personas.
El PLD, desde su formación ha sido objeto de despiadadas campañas de infamias y calumnias, como está sucediendo ahora con el ex Presidente Leonel Fernández.
La situación creada en los medios no es nueva. El PLD históricamente se ha desarrollado sobre la marea; apoyado en la verdad y en un proyecto de nación cuyos positivos frutos se perciben.
El Profesor Juan Bosch, fundador y guía espiritual del PLD, fue mil veces difamado, por su comportamiento, por su forma de pensar, por su ideología, para evitar su retorno al poder por segunda vez.
Sin embargo, cuando se habla de dignidad en la República Dominicana en cualquier escenario de la vida, todos tienden a colocar su imagen encima de esa palabra.
Danilo Medina será el mejor Presidente del mundo para los opositores, en tanto la Constitución de la República prohíba la reelección, y se tenga la creencia de que su promoción generaría fisuras entre los líderes del PLD, fomentando la barbarie e ignorando la historia.
Al doctor Leonel Fernández, lo conocemos mucho tiempo antes de surgir el PLD. Convocando simpatías a su alrededor desde entonces. En el vecindario, los viejos lo querían, en tanto que los jóvenes, lo protegían.
En el colegio donde estudiaba, los profesores lo admiraban, sus compañeros lo respetaban y, luego sus alumnos orgullosos establecían una relación afectiva entrañable y perdurable en el tiempo.
No obstante, hubo celos de algunos que no compartían su crecimiento galopante ni sus pensamientos, y las diferencias políticas generaban también expresiones difamatorias que no pasaron de ser intrascendentes. Pero eran los menos.
Tres veces Presidente de la República, un político e intelectual conectado con el mundo como ningún otro dominicano actualmente, concita el odio, los celos y el desprecio; pero, sobretodo, la amenaza de pisar nueva vez las escalinatas del Palacio Nacional como Jefe de Estado, y con su influencia, mantener a su partido en el gobierno por muchas años más, con actuaciones honestas y decorosas como principal capital de la “fábrica de presidentes”.
Por lo visto, se comprueba lo poco que ha avanzado la oposición en estrategia política, porque quienes promueven los antivalores acompañados de mentiras, cuando con mezquindad no entienden que las ideas se enfrentan con ideas, ni reconocen las improntas y legados de Fernández en beneficio de la ciudadanía.
Las agresiones sin fundamento sólo generan reacciones contrarias a las pretendidas, como ya se demostró en el año 2004.
Los enemigos del pueblo dominicano no le perdonan muchas cosas a Leonel, desde que despertó la atención del Maestro y Líder, cuando abrió el Camino Bueno y antes de cerrar su capítulo final hacia la gloria eterna, reconoció en Fernández una Mina de Oro para el Partido de la Liberación Dominicana.