Opinión

A horas de la República Dominicana haber cumplido el 171 aniversario de su Independencia se hace necesario elevar una grito de reafirmación patriótica para que todos los dominicanos y dominicanas defendamos sin reservas este pedazo de isla que nos vio nacer.

Es momento pues de que los hijos de esta tierra nos inclinemos reverentes al ejemplo esculpido por nuestros padres fundadores de nuestra nacionalidad siguiendo su ejemplo de pureza, desprendimiento y entrega sin límites a un en los momentos más difíciles.

Los actuales momentos que atraviesa la nación dominicana necesita de hombres nacionalistas que como Juan Pablo Duarte vivió una vida de angustia por la patria, y que dejó a sus compatriotas el legado de un idealismo incorruptible.

Urgimos de patriotas que como Francisco del Rosario Sánchez labró su gloria en las piedras del Baluarte del Conde y supo luego santificarla con el holocausto de ¨El Cercado¨ jamás borrado de la memoria histórica de la República Dominicana.

Necesitamos nacionalistas como Matías Ramón Mella que refrendó la decisión de hacernos libres con la intrepidez de su disparo rescatándonos de la servidumbre para hacernos libres de las cadenas opresoras de sumisión y el escarnio extranjero.

Es cierto que hemos avanzado mucho luego de aquella epopeya independentista pero tenemos que mantenernos firmes, vigilantes y celoso ante la mirada y actitud amenazante de personajes y naciones que envidian nuestro crecimiento y progreso como nación.

Nuestra prosperidad, tiene muchos enemigos que desearían vernos siempre pobres, infelices y abandonados, como en los días en que el personaje Mosén Pedro de Margarite nos llamaba, con sarcástica amargura, la “Isla de las Vicisitudes”. Sean cuales sean las sorpresas que el porvenir nos reserve debemos de continuar de pie y arma en mano sobre la heredad amenazada; avisados y alertas al pie de la Bandera, como el guardián junto al faro en la noche de la borrasca.

No podemos confiar en nadie la custodia de la soberanía de nuestro pueblo hasta tanto no se despeje la atmósfera de asedio nacional e internacional que aún prevalece sobre los cielos de la República Dominicana y mucho menos, en un momento en que como dijo el Patricio Juan Pablo Duarte: “Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria”.

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