Washington, 26 feb (PL) Escuelas de los suburbios de Nueva York carecen hoy de recursos para atender a miles de niños y adolescentes centroamericanos que llegaron al país sin sus padres, y requieren aprender inglés y atención especializada para superar sus traumas.
Por este motivo, educadores, activistas y abogados se reunieron hoy en la zona de Long Island para analizar cómo pueden ayudar a los aproximadamente tres mil menores centroamericanos que llegaron recientemente al área y acuden a escuelas públicas.
Los centros educativos han tenido que crear nuevos espacios provisionales para acoger a los infantes, si bien el presupuesto no alcanza para atenderlos de forma adecuada.
De acuerdo con expertos, los centros escolares de distritos como Hempstead, Westbury, Brentwood, Central Islip, Hampton Bays, Huntington o West Hampton carecen de suficientes servicios bilingües y profesionales en salud mental, a la par que sus educadores no están lo suficientemente entrenados para atenderlos de forma adecuada.
Esta es una situación difícil para los distritos escolares. Sale muy caro, explicó Lucinda Hurley de Nassau BOCES, una agencia estatal que asesora a escuelas.
Los más pequeños no resultan tan problemáticos pero los adolescentes que no hablan inglés y a quienes solo les quedan dos años para graduarse de la secundaria representan un desafío para las escuelas, argumentaron los educadores.
Además, los padres de los menores casi no participan en reuniones escolares ni se involucran en la vida académica, añadieron.
Desde fines de 2013 y a lo largo de 2014, más de 60 mil menores no acompañados de Honduras, El Salvador y Guatemala fueron detenidos en la frontera, huyendo de la pobreza, la violencia del narcotráfico y las pandillas que azotan a sus países de origen, de acuerdo con datos federales.
Nueva York es el segundo estado que más niños ha recibido después de Texas, con casi seis mil que viven con sus familiares o tutores legales.
Los expertos advierten la necesidad de colaborar con bibliotecas públicas que ofrecen servicios educacionales y con organizaciones sin ánimo de lucro que brindan servicios de salud.
También abogaron por educar a padres estadounidenses de la zona, debido a la imagen negativa que algunos tienen de estos menores, a los que acusan de exprimir recursos.