Éste, 2015, es un año preelectoral, es decir, estamos en la precampaña, y ella ha sido inaugurada con una fallida campaña sucia contra Leonel Fernández.
Pero esa destemplada y sangrienta campaña sucia evidencia dos cosas: primero, que la oposición política sigue totalmente despistada y segundo, que sus asesores y consultores, nacionales y extranjeros, no son ni capaces, ni sensatos ni prudentes.
Pero como los atributos de los consultores y asesores son extensivos a la misma oposición que los ha contratado, eso significa, entonces, que tienen una estrategia totalmente equivocada en cuanto a cómo conquistar el poder de la nación en las elecciones de 2016.
¿Cómo es posible que hayan escogido como “icono” de esa fallida campaña sucia al archirrepresentante en nuestro país del narcotráfico nacional e internacional para tratar destruir, moral y políticamente, a Leonel Fernández y su liderazgo?
En la política y en todo en la vida de una sociedad son decisivos y determinantes los ejemplos de vida, y en esos ejemplos de vida la imagen y la palabra juegan un papel trascendental.
Por los crímenes de lesa humanidad cometidos, que debió haber sido condenado mínimo a cadena perpetua, ese narcotraficante internacional es un muerto moral, y en los muertos morales se ha producido ipso facto la muerte de la palabra, por consiguiente, en él la palabra no tiene ningún valor, ningún significado, ninguna credibilidad, ningún poder, ninguna influencia.
En síntesis, en los que no han dado correctos ejemplos de vida, la imagen y la palabra no cuentan, porque la imagen y la palabra sirven para proyectar la personalidad en todos los momentos y en todas las circunstancias.
Entonces, ¿por qué usar como “icono” de esa campaña sucia y perversa a un narcotraficante cuya palabra e imagen valen menos que un pedo? Es indudable que en esa campaña sucia y perversa todo ha estado fallido, equivocado y errático, pero sí ha estado muy llena de una enfermiza perversidad, vileza, villanía y maledicencia.
El contenido y la forma de esa campaña sucia y vil evidencian que los opositores y sus asesores y consultores no son buenos publicistas o no son buenos relacionadores públicos de sí mismos, porque con lo que han hecho han proyectado una imagen muy negativa de ellos mismos.
Los resultados totalmente fallidos de esa campaña sucia deben invitar a sus progenitores y a sus patrocinadores a revisarse muy profundamente en todo. Y después de revisarlo todo, deberían proceder a cambiarlo todo, incluyéndolos a ellos mismos.
En cambio, la imagen y la palabra sí son poderosísimos instrumentos en manos de quienes dan correctos y permanentes ejemplos de vida.
En Leonel, que ha dado correctos y permanentes ejemplos de vida, sí cuentan la imagen y la palabra: el hecho de que sea el nuevo gigante de la política dominicana de estos tiempos da cuenta fehacientemente de ello.
Por eso la oposición política, que no es una verdadera oposición, ha tratado, en vano, de desmoralizarlo y desacreditarlo y convertirlo en un cadáver político y moral.
Pero esa campaña sucia, con toda la miseria, la vileza y la perversidad que tiene encima, se ha vuelto contra sus ideólogos y sus progenitores, es decir, se ha vuelto contra la misma oposición, pero sobre todo contra el PPH.
Ellos, el PPH y demás opositores, han quedado atrapados en su propia trampa, quedando calcinados, desmoralizados y desacreditados.
Ello da cuenta que no han aprendido de las experiencias acumuladas, y que producto de ello no han corregido ninguno de los errores del pasado, que no han modificado, por consiguiente, ninguno de los aspectos de su modus vivendi político, de su accionar político, y que siguen atados y empan tanados en la equivocada y errática política del pasado, la cual niega la posibilidad real de ser un factor importante en la construcción del futuro.
Por su proceder, totalmente negativo, se han descalificado nuevamente para ejercer el poder y para participar desde el poder en la construcción social del futuro del país y del pueblo dominicano.
¡Los actuales opositores no serán jamás confiables acreedores de la voluntad del pueblo!