Opinión

Aunque el uso del papel moneda como medio de cambio tiene sus antecedentes en la China del siglo VII, el dinero en papel, tal como lo conocemos hoy, llega a Europa desde los primeros años del siglo XVII, pero cuando estas ideas logran penetrar a Suecia impacta en lo inmediato y transforma radicalmente el rumbo de su economía.

Estas geniales ideas fueron impulsadas por Johan Palmstruch de origen holandés, que al trasladarse a Estocolmo convence al rey Carlos X Gustavo de Suecia con sus conocimientos del sistema bancario holandés, para que este autorizara la constitución del Banco de Estocolmo el 30 de noviembre de 1656, creándose el banco emisor y el uso del billete.

Estos dos acontecimientos crearon un ambiente de mucha confusión, en tanto que, la cantidad de billetes en circulación era insuficiente y los precios aumentaban sin detenerse, lo que desencadenó una ola de ira y cuestionamiento que recaía sobre la monarquía y el gobierno, situación que cuestionaba las ideas ingeniosas de Palmstruch obligando a las autoridades a sentenciarlo y encarcelarlo porque la población se sentía estafada por el enojo e incomodidad derivada de la cola frente a las entidades bancarias y desconocer el valor de sus activos y cómo usar el dinero.

La población irritada se expresaba con denuestos, protestas e insultos.

La obra maestra de Palmstruch, el banco central, se derrumbó.

A raíz de su muerte en la mente de los suecos no quedó la imagen del primer banquero, sino la de un delincuente que arruinó y destruyó una economía próspera.

Al transcurrir el tiempo y tener la suficiente cantidad de billetes y monedas para realizar la transacciones de la economía, se vivió la era del boom del crédito, el auge económico, y aprendieron a vivir con la alta y la baja inflación y de una situación de incertidumbre; reconocieron las bondades de la existencia de un banco central que fue el inicio para que Suecia iniciara la era de las finanzas globales; sin embargo todo eso se reconoció años después de la muerte de Palmstruch.

Dado la experiencias de crisis e inflación en Suecia, Inglaterra logró retomar la idea de la creación de un banco central, por lo que para 1694 se concretiza la constitución del mismo con el objetivo de financiar la guerra entre Inglaterra y Francia, a lo que se le asignaron la responsabilidad de ser guardián de las reservas internacionales y de la estabilidad de la moneda, así como de tener el monopolio de la emisión monetaria, agente financiero del gobierno en lo relativo al mantenimiento de sus cuentas y el manejo de su deuda, prevenir la quiebra de la compañía estatal, ser prestamista de última instancia y evitar el abuso de emisiones inorgánicas que condujeran a una crisis financieras.

Pero es que desde sus orígenes los bancos centrales eran entidades privadas cuya función era financiar las guerras, lo cual se convirtió en un negocio lucrativo, pero luego sirvieron para promover el desarrollo económico de un país, y por tales razones estas entidades han adquirido un poder inmenso en las decisiones de estrategias y políticas, ocupando un lugar de alta relevancia en el control de la inflación, para contrarrestar el potencial de que se produzcan situaciones que se deriven de una inestabilidad de múltiples variables macroeconómicas. Pero tal realidad se afianzó con el desarrollo de la teoría económica, fruto de la gran depresión de los años 30 en USA, y donde el economista John M. Keynes le confiere al gobierno la gran responsabilidad de ejecutar políticas fiscales y monetarias para hacer crecer la economía y alcanzar el pleno empleo.

Es así como se entiende mejor la preocupación de los economistas, académicos y los bancos centrales por los costos sociales y económicos de la inflación y la devaluación de la moneda y mantener un nivel estable de precios como meta de política económica, razón por la cual se ha avanzado en la fijación de meta de inflación y estableciendo tasa de política monetaria en la conducción del manejo monetario, aplicando una relajación o flexibilización de esta, utilizando sus tres poderosas herramientas, como son las operaciones de mercado abierto, el encaje legal y la política de descuento, en su rol de prestamista de última instancia.

A raíz de la crisis financiera 2008-2012, se descubrió que desde 1990, en USA se consumaron múltiples errores que condujeron a la aplicación de una política monetaria expansiva, que facilitó la especulación con tipos de interés bajos, así como una excesiva desregulación bancaria, que trajo como consecuencia la crisis de las hipotecas subprime y la desaparición de los bancos de inversión en Wall Street, siendo la política monetaria la responsable de evitar una catástrofe mundial, el cual se atribuye a tres bancos centrales más importantes del planeta la Reserva Federal de EEUU, el Banco de Inglaterra, y al Banco Central Europeo, por lo que el profesor Neil Irwin los califica como “los alquimistas” en un mundo en llamas, tal como se titula su libro.

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