El hecho de que la oposición política del país haya asumido como buena y válida una supuesta o real declaración de un narcotraficante de marca mayor, exconvicto y protegido especial de las autoridades de Estados Unidos, con la que se trata de fusilar o destruir a Leonel Fernández da cuenta de que la oposición acaba de anticipar su derrota de cara a las elecciones de 2016.
Si la oposición política del país hubiera estado formada para proceder racionalmente otra hubiera sido la actitud asumida frente a esta mendaz declaración llena de odio y de rencor por todos sus costados.
Y decimos lo anterior en razón de que el expresidente Leonel Fernández asumió plenamente sus responsabilidades en el marco de la Constitución y de la ley al combatir, con denuedo, firmeza y energía, el narcotráfico, en sus expresiones nacionales y transnacionales como crimen organizado, en las ocasiones que tuvo el honor y la dignidad de ser Presidente de la República Dominicana.
El país y sus fuerzas más sanas deben sentirse orgullosos y estar orondos y satisfechos de la labor patriótica de Leonel Fernández en defensa del interés nacional, de la Patria, de la sociedad, de la familia y del desarrollo, el progreso y el bienestar de la nación dominicana.
Sin embargo, la oposición política, que se supone debe tener como norte la defensa del interés nacional, recibió con alegría y algarabía la supuesta o real declaración del narcotraficante de marca mayor, el mismo que el gobierno de Leonel llevó a la cárcel, extraditándolo posteriormente a Estados Unidos para ser juzgado por los tribunales de ese país por los crímenes de lesa humanidad que había cometido.
Las fieras de la oposición política creyeron que le había llegado el momento, buscado o esperado, para propinarle una estocada mortal al León del PLD e inhabilitarlo para las elecciones de 2016.
¡Cuánta cobardía, cuánta debilidad, cuánta vileza, cuánta miseria humana, cuánta miopía!
Con esa actitud y ese proceder esa oposición política se ha descartado y anulado de antemano para ser una opción válida en las elecciones de 2016.
Pero esa oposición política ha sido errática no solo con lo que acaba de pasar, sino que no ha sido capaz de hacer una verdadera oposición política al gobierno de Danilo, que en una democracia con cierta madurez debe asumir un rol basado en cuestionamientos y en propuestas, cuestionamientos de aquellas políticas y medidas que se entienda no han sido correctamente definidas, coordinadas y aplicadas, dado el hecho cierto de que ningún gobierno, por bueno que sea, es perfecto.
Una verdadera oposición debe defender racionalmente todas las acciones positivas de cualquier gobierno, pero una verdadera oposición debe cuestionar también racionalmente las acciones negativas de cualquier gobierno y plantear propuestas alternativas, de tal manera que sirva de necesario contrapeso en la democracia.
Pero, además, los partidos de oposición deben justificar, por lo menos, los ingentes recursos que reciben del presupuesto nacional vía la Junta Central Electoral durante los 12 meses del año.
¡La oposición política ha estado sumida en el silencio total!
Otra razón para la oposición política anularse y descartarse de cara al futuro inmediato.
El gran triunfador en este match engendrado por la declaración del exconvicto narcotraficante ha sido por enésima vez el doctor Leonel Fernández, quien se crece frente a la mediocridad, la miseria y la miopía de la oposición política que vive envuelta en un torbellino o en un haz o en un iceberg de errores y desaciertos.
Porque no es casual que esa declaración la hayan encartado en la precisa semana en que el país conoce de los resultados de la Asisa y de la Gallup; en ellas, aún con los errores metodológicos o de codificación de la Gallup, Leonel sobresale con mucho no solo frente a los precandidatos del PLD, sino también frente a los posibles candidatos de los partidos de la oposición.
De manera que Leonel Fernández emerge, nueva vez, con un liderazgo hegemónico y potente que la oposición no podrá derrotar en las elecciones del 2016.
Y eso quiere decir que Leonel Fernández está establecido como el nuevo gigante de la política dominicana de estos tiempos.
Y esta campaña a destiempo de difamación e injuria contra Leonel es una campaña de descrédito también contra el PLD, porque sin lugar a dudas Leonel es la figura emblemática del PLD, dada la fuerza extraordinaria de su liderazgo.
Tenemos que apoyar plenamente a Leonel Fernández por la grandiosa y trascendente labor que hizo desde la Presidencia de la República en los tres gobiernos en que le ha tocado ser Presidente de la República por decisión soberana y libérrima del pueblo dominicano.