Los rostros de la modernidad son esencialmente femeninos aún en las áreas pobladas extensamente por la humanidad masculina. El imaginario actual es permeado por el riquísimo legado de una sensibilidad que aporta siglos de mirar silencioso, acumulando una sabiduría bañada en la tolerancia y en la construcción de esos sueños de integración a la sociedad global.
Las miradas y la reflexión asumen la categoría de elementos vitales para la construcción del film. En ambos, la mujer está dotada ampliamente para jugar los roles exigidos en el séptimo arte.
El arte no hace distinciones de género a la hora de enfrentar la hechura de una obra, exigiendo lo mismo para todos, habilidades, sensibilidad, constancia, amplitud mental para mirar y mirarse; cualidades compartidas por los hombres y las mujeres de todo el planeta.
La presencia de mujeres directoras es reconocida desde los inicios de la historia del cine, por lo que no vamos a cansar a los lectores con un listado de figuras cuya principalía nadie discute y se encuentran asentadas en registros, libros y filmotecas.
El efecto globalizador de la joven Ley de Cine dominicana ha derramado sobre nuestra industria fílmica una variedad de estímulos que potencian la creación, pero entre todos esos beneficiarios emergen con gran fuerza las directoras, y me atrevería a decir que lo hacen con mayor fortuna que sus pares masculinos. Esto a simple vista puede parecer discutible, pero cuando observamos sus obras, es notable la calidad de sus propuestas.
Las herederas de María Steffani, la santiaguera reconocida como la primera mujer directora en nuestro país allá por los años 20, resaltan dentro del pelotón de nuevas realizadoras que pueblan la cinematosfera dominicana de estos días.
Nuestras mujeres directoras han demostrado una agilidad organizativa envidiable, pues además de participar en las organizaciones gremiales que agrupan a los profesionales del sector, dan vida a instituciones como la Asociación de Mujeres del Cine, Amucine o el Festival Internacional de Mujeres en Corto de Santo Domingo, los cuales son espacios para compartir y construir un cine en femenino.
Henriette Wiese, con un seriado de tres documentales de rescate de la memoria histórica reciente (1997-1999), Junio de 1959; La Gesta Inmortal; El Golpe que Cambió la Historia, y Manolo, este último es el único que se ha hecho sobre la vida del guerrillero Manolo Tavares Justo. Esta directora y guionista tiene entre sus nuevos proyectos un largometraje de época.
Mujeres extraordinarias: Mujeres en el tiempo, mujeres sin tiempo (2009), es un documental escrito y dirigido por Yildalina Tatem Brache, donde trata de capturar la vida de seis mujeres influyentes de la República Dominicana. Mujeres que fueron apresadas y algunas torturadas o cuya obra fue de alta contribución al país.
La documentalista Martha Checo realizo Las Sufragistas (2008) un documental histórico que se enfoca en el desarrollo de las luchas por los derechos de las mujeres con especial acento en el tema del voto protagonizado por destacadas dominicanas acertadamente ilustrado, con una enorme claridad expositiva cumple holgadamente sus objetivos estéticos y narrativos.
Martha también es la autora de los documentales 150 Años del Merengue (2006) y Las Primeras Damas de la República: Su Legado a la Nación (2007).
Laura Amelia Guzmán es una realizadora de un cine fuertemente conectado con el documental, comprometida en entender aspectos claves de los seres humanos como la identidad, las creencias, los modos de vida y de pensamiento de los personajes de sus películas, las cuales realiza junto a su compañero, Israel Cárdenas, también cineasta y muy respetuoso del punto de vista en femenino.
El cine que hacen juntos se desmarca de la mayoría de los filmes dominicanos porque sus búsquedas apuntan a un camino más largo pero de mayor solidez estética, una línea que la emparenta con los grandes realizadores, construyendo un cine de autor con grandes raíces en la tierra, espejo de un realismo nuestro de cada día.
La filmografía de Laura Amelia Guzmán está integrada por Cochochi (2007), Jean Gentil (2010) y la multipremiada Dólares de Arena (2014), con la que aun recorre el mundo coleccionando premios y reconocimientos en importantes festivales, tales como el International Film Festival of Chicago, en el que su protagonista, Geraldine Chaplin se alzó con el premio a la Mejor Actriz, el Premio FIPRESCI (Federación Internacional de Prensa Especializada en Cine y Crítica Cinematográfica), en el Cairo International Film Festival of Egipt, en el Festival de Toronto, y varios más.
Las interacciones humanas en nuestra sociedad son uno de los motivos presentes en el cine de la directora Leticia Tonos, que hurga en las supersticiones o en los prejuicios que pueblan la mentalidad de los dominicanos, producto de situaciones sociales heredadas y complejas.
Sus personajes femeninos poseen una fortaleza mental e interior que no tienen paralelo en nuestro cine, pues en sus películas las mujeres marcan el camino a seguir, son personajes con una mayor clarividencia que sus pares del sexo contrario.
Leticia es la autora de los cortos Ysrael (1997), Quiero Servir (2007), y de los largometrajes La Hija Natural (2011) y Cristo Rey (2013), y actualmente trabaja en la realización de Trinitarios, una película animada de larga duración sobre nuestros padres fundadores.
La cineasta Natalia Cabral se aproxima a una versión de lo real- cotidiano en su largometraje documental Tú y Yo (2014), en donde se enfrentan dos visiones de clases sociales, de edades y culturas muy distintas, aderezado de un humor muy particular y muy nuestro. Además de Tú y Yo, Natalia ha dirigido el corto documental Discodécada (2005).
La actriz y directora Virginia Sánchez Navarro se enfrenta a su primer largometraje de ficción, Bestia de Cardo (2014), aun sin estrenar en el país. Es la historia de una joven que es forzada a regresar a su casa, en una sofocante y elitista sociedad llamada Cardo. Virginia ya había dirigido el corto The Plan (2008), en donde un actor busca vengarse de su director.
La complicada situación de la mujer es retratada por Giselly Montilla en su corto Un Día Cualquiera (2014), donde una mujer embarazada y con una hija se prostituye. Una escalofriante pero realista versión de la situación de la condición femenina en un barrio cualquiera de clase baja en nuestro país. Destacamos su atmosfera, su eficaz dirección y la labor actoral de Mario Núñez y de Eileen de la Cruz, resultando ganador del primer lugar en el Festival de Cine de Fine Arts. Giselly también ha dirigido el corto El Regalo de mi Padre.
La talentosa Violeta Lockhart dirige Rosa (2013), donde este personaje descubre la vieja verdad que nos anunciara Antoine Saint- Exupery en el Principito, de que la verdad no es solo invisible a nuestros ojos y que es probable que nos abofetee sin darnos cuenta de que está ante nuestras narices. En esta historia de estereotipos y amores difíciles, recordando al Gabo, Laura Díaz borda con talentosa discreción el personaje principal de este corto que ha recorrido medio mundo, desde el Festival de Mujeres en Corto hasta el Bridges Film Festival en Kosovo.
Violeta ha dirigido otros cortos como Ausencia de Amor, Seis Palabras, No Voy a Fregar, y el documental Creemos en la Música. Actualmente prepara su primer largo de ficción.
María Victoria Hernández logró con Saneamiento darnos una panorámica sobre la escasez del agua a través de los ojos de un niño residente en el barrio capitalino de Los Praditos, usando como único equipo de grabación un IPhone, en una alarde de destreza creativa y economía de medios, para señalar un camino a los realizadores que argumentan falta de medios a la hora de realizar sus trabajos. Saneamiento logró ganar el primer lugar en el concurso de micro-documentales We Art Water, y ha participado en varios festivales como el de Viewster en Zurich, Suiza, y estará en el Short Film Corner de Cannes. María Victoria es autora de otras historias breves como Mariposa ( 2006) y D76 (2013).
Esta apretada síntesis de nuestras realizadoras, ya sea de cortos o largometrajes, demuestra lo poderoso de la visión femenina en la cinematografía dominicana, un grupo heterogéneo que marca paso en las pantallas dominicanas.
Las mujeres directoras dominicanas logran imponer una agenda inclusiva temáticamente, produciendo obras trascendentes en calidad estética y en volúmenes apreciables, para mayor gloria de la cinematografía nacional.