El ex presidente de la República, Hipólito Mejía, creó y desarrolló vínculos que comprometen claramente a su gobierno con el confeso y condenado narcotraficante Quirino Ernesto Paulino Castillo, y por tanto, le debe explicaciones al país, afirmó el economista y comunicador, Ramón Núñez Ramírez.
Núñez Ramírez se expresó sorprendido de que Mejía en lugar de esclarecer sus relaciones con este personaje, se atreviera a demandar, que la Procuraduría investigue las acusaciones que ha lanzado el narcotráfico, “dentro de su campaña sucia contra el líder del Partido de la Liberación Dominicana, Leonel Fernández Reyna, en cuyo gobierno fue apresado Quirino y otros jefes mafiosos que hasta entonces contaban con todas las facilidades para desarrollar sus nefastos negocios de drogas”.
Al enumerar y comparar las acciones frente al narcotráfico, tanto en la administración encabezada por Fernández, como en la de Mejía, se llega a la conclusión definitiva de que el precandidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno -PRM- es quien debe dar cuenta de sus vinculaciones con el otrora mayor capo del país.
Núñez Ramírez recordó que en otras ocasiones, ese sector opositor ha recurrido a la difamación en busca de enlodar y disminuir el apoyo electoral al PLD, ya que en la campaña electoral de 2004, tres días antes de los comicios, presentaron a la prensa una falsa grabación que intentaba demostrar una trama de Leonel Fernández para desestabilizar el tipo de cambio.
Aunque esa falsificación no tuvo resultados ante el país, si dejó claro que el sector que encabeza Hipólito Mejía es capaz de cualquier infamia en procura de sus objetivos politiqueros.
Núñez Ramírez insistió en que la otra “campaña rastrera contra el PLD” por parte de ese sector (pepehachista), y que pone en peligro la imagen de toda la clase política de la nación, conduce a establecer un paralelo entre las actuaciones de Hipólito Mejía y Leonel Fernández frente al narcotráfico.
Recordó que el capo Quirino Ernesto Paulino Castillo fue reenganchado al Ejército como teniente en septiembre de 2003 y en enero de 2004 el entonces Secretario de las Fuerzas Armadas, José Miguel Soto Jiménez, le solicitó su cancelación, por sospechar de su fortuna, pero el entonces presidente Mejía se negó a destituirlo.
Hipólito le ordenó a Soto Jiménez que “parara ahí eso de la cancelación de Quirino” con el pretexto de que la Dirección Nacional de Control de Drogas y el Departamento Nacional de Investigaciones realizarían una investigación profunda sobre el particular, lo cual nunca ocurrió, pues, observó que en lugar de sacar a Paulino Castillo del Ejercito, el Presidente Mejía lo ascendió a capitán el 15 de agosto de 2004, “justamente un día antes de dejar el poder”.
De acuerdo al comunicador, otra muestra fehaciente de la estrecha vinculación entre Hipolito Mejía y Quirino Ernesto Paulino Castillo, es que el oficial del Ejército fue juramentado jefe de la campaña electoral reeleccionista para la provincia de Elías Piña, por parte de Sergio Gullón, secretario de la Presidencia y cuñado del entonces mandatario.
Igualmente, resaltó que las cosas marchaban tan bien entre el capo y ese gobierno que el Presidente Mejía desayunaba en su casa y aparecen juntos en la inauguración de un cuartel militar, en una foto publicada en la prensa.
El ex presidente Mejía también está en el deber de explicar todo lo atinente a la pista del aeródromo de El Pino, ya que fue quien emitió el decreto 749-03 que ordenaba su construcción, a pesar de que el Secretario de las Fuerzas Armadas, teniente general Soto Jiménez, le recomendó desestimarla por innecesaria.
“Se sabe”, argumentó el economista y comunicador Núñez Ramírez, “que un informe de las Fuerzas Armadas del 22 de abril de 2005 reveló que no hubo erogaciones oficiales para construir la pista de aterrizaje en la Frontera y que el capo Quirino fue quien suplió los fondos para ese aeródromo”.
Con relación al helicóptero Colibrí, vendido a Quirino por la suma de 600 mil dólares en efectivo en la Base Aérea de San Isidro por el asistente de Mejía, el coronel Pepe Goico, Núñez Ramírez lo considera otro elemento que compromete a Hipólito a dar explicaciones al país.
Rememoró que ese aparato cuando no era utilizada en labores delictivas era parqueado en la propia Base Aérea de San Isidro, muy cerca de la aeronave presidencial.
Pero las vinculaciones del régimen de Mejía con el narco no se limitan a Quirino: “también está el caso de Bladimir García Jiménez, beneficiado con varios contratos de obras, y de otros tres capos extraditados quienes dirigían los movimientos Boricuas con Papá, En Línea con Papá, Nuevo Renacer con Papá y Llegó Papá”; de los que el ex presidente perredeista debe responder.
Contrario a lo ocurrido durante la gestión de Hipólito Mejía, recordó Núñez Ramírez, en el gobierno de Leonel Fernández el mafioso Quirino Paulino Castillo fue apresado el 18 de diciembre de 2004, desmantelado su cártel, incautados sus multimillonarios bienes y enviado en extradicción a los Estados Unidos.
Las acciones de la administración de Fernández no se limitaron al capo Quirino, pues fue desmantelada la banda de Paya, la de Toño Leña y los carteles del Sur y el Cibao.
En las gestiones de Leonel Fernández fueron extraditados más de 300 individuos solicitados en extradicción por los Estados Unidos e incautadas toneladas de estupefacientes, lo que avala que el líder del PLD presenta una hoja brillante de lucha contra el narcotráfico, “lo que no puede hacer Hipólito Mejía”.
Ese formidable trabajo le valió a Fernández el reconocimiento de diversas organismos antinarcóticos de los Estados Unidos, y otras naciones con las que el país ha mantenido estrecha colaboración en la lucha contra el crimen de lesa humanidad que constituye el tráfico de drogas.
Nada de extraño puede tener, entonces, que los afectados agredan a sus persecutores, y que ahora le hagan coro quienes le apañaron en el pasado.