La importancia del Martes Santo no es fácil de comprender. En un sólo día, Jesús simultáneamente condenaría a las autoridades religiosas al mismo tiempo que confirmaba Su deidad. La purificación del Templo el Lunes Santo ocasionó que los Fariseos cuestionaran la autoridad de Jesús para hacer “estas cosas”. Jesús no había recibido Su autoridad de los líderes religiosos… así que ellos querían respuestas.
Se trató de forzar a Jesús para que dijera que tenía poder divino de Dios. Entonces podría ser acusado de blasfemia, hasta arrestado. Conociendo sus motivos, Jesús accedió a contestar sus preguntas si ellos contestaban primero si el bautismo de Juan el Bautista era humano o divino. Si era divino, las enseñanzas de Juan confirmaban a Jesús como divino. Si era humano, aquellos que siguieron a Juan crearían disturbios. Era responsabilidad del Sanedrín conocer la diferencia entre los verdaderos profetas y los falsos, más ellos admitieron vergonzosamente que no lo sabían. Por esto, Jesús no contestó su pregunta (Mateo 21:23–27; Marcos 11:27–33).
El Martes Santo aumentaron las conspiraciones para atrapar a Jesús. Los líderes religiosos de Israel tenían un sólo objetivo: deshacerse de Jesús de Nazaret. Si esto significaba cooperar con un enemigo de toda la vida, cualquier medio estaría justificado. Así que los Fariseos—quienes se oponían a Roma y a su intromisión en el estilo de vida judío—y los herodianos, partidarios de Herodes el Grande, unieron sus fuerzas. Hasta los saduceos—liberales religiosos que negaban la resurrección, los ángeles, o los espíritus—procuraron desacreditar a Jesús. Esta vez Jesús no permaneció en silencio:
– Consciente de su hipocresía, Jesús le recordó a los Fariseos y a los herodianos que una esfera de la autoridad le pertenece a Dios. El hombre tiene responsabilidades tanto en asuntos políticos como espirituales.
– Jesús cuestionó a los Fariseos con respecto a la venida del Mesías del linaje de David. Contrariamente a la afirmación de los Fariseos de que Él era un hijo humano de David, Jesús citó el Salmo 110:1 en el que David le atribuye deidad.
Jesús advirtió a las multitudes y a los discípulos acerca de la hipocresía e incredulidad de los líderes religiosos de la nación. Al imponer restricciones eternas, la verdad permanecía oculta. Jesús pronunció siete condenaciones (“Ayes”) refiriéndose a la religión falsa que era aborrecible para Dios (Mateo 23:13–33). Cuando un intérprete de la ley (de Moisés) fue enviado a preguntarle a Jesús acerca de El Gran Mandamiento, Jesús resumió rápidamente todos los Diez Mandamientos en dos. El Antiguo Testamento establecía estos dos puntos:
Son días propicios para la reflexión profunda en los que la Iglesia nos invita como en una “última llamada” a acercarnos al sacramento de la confesión con el fin de estar preparados para vivir la Vigilia Pascual y el gran acontecimiento de la Pascua. El cristiano debe estar en gracia de Dios para participar con toda la Iglesia del gran banquete de la Eucaristía en la Misa más importante del año.