Fuente: Mundiario
La Asamblea General de las Naciones Unidas ha proclamado el 3 de marzo –aniversario de la aprobación de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES)— Día Mundial de la Vida Silvestre. Este año, en que observamos el Día por segunda vez, el sistema de las Naciones Unidas, sus Estados Miembros y una amplia gama de asociados de todo el mundo ponemos de relieve el mensaje simple pero firme de que «Es hora de tomar en serio los delitos contra la vida silvestre».
El comercio ilegal de fauna y flora silvestres se ha convertido en una sofisticada forma de delincuencia transnacional, comparable a otros perniciosos ejemplos como la trata de seres humanos y el tráfico de drogas, artículos falsificados y petróleo. Está impulsado por el aumento de la demanda y con frecuencia se ve facilitado por la corrupción y una gobernanza deficiente. Tenemos pruebas sólidas de que en él hay una participación creciente de redes de delincuencia organizada y grupos armados no estatales.
El comercio ilegal de fauna y flora silvestres socava el estado de derecho y representa una amenaza para la seguridad nacional; degrada los ecosistemas y constituye un obstáculo importante para los esfuerzos de las comunidades rurales y los pueblos indígenas que luchan por gestionar de manera sostenible sus recursos naturales. Combatir estos delitos no solo es esencial para la labor de conservación y para el desarrollo sostenible, también contribuirá a lograr la paz y la seguridad en regiones aquejadas de problemas donde estas actividades ilegales alimentan los conflictos.
Tomar en serio los delitos contra la vida silvestre significa obtener el apoyo de todos los sectores de la sociedad que intervienen en la elaboración y el consumo de productos derivados de la fauna y flora silvestres, muy utilizados como medicinas, alimentos, material de construcción, mobiliario, cosméticos, prendas de vestir y accesorios. Las actividades de aplicación de la ley deben ir acompañadas del apoyo de la comunidad en sentido amplio. Las empresas y la población de todos los países pueden desempeñar una función importante, por ejemplo, negándose a comprar o a subastar marfil o cuernos de rinoceronte ilegales, e insistiendo en que los productos de los océanos y selvas tropicales del mundo tengan un origen legal y se hayan obtenido de forma sostenible.
En este Día Mundial de la Vida Silvestre, insto a todos los consumidores, proveedores y gobiernos a que traten los delitos contra la fauna y flora silvestres como una amenaza para la sostenibilidad de nuestro futuro. Es hora de tomar en serio los delitos contra la vida silvestre.