Quito, (Servicios especiales de Vanguardia del Pueblo) El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, denunció hoy las estrategias empleadas por las derechas nacionales e internacionales para desgastar a los gobiernos de izquierda en América Latina.
No nos han botado porque no pueden, lo intentaron el 30 de septiembre de 2010, cuando la intentona de golpe de Estado en Ecuador, pero el pueblo defendió a su gobierno en las calles, puntualizó el mandatario durante un conversatorio con medios en Santo Domingo.
Explicó que existe una arremetida no solo contra Ecuador, sino hacia los gobiernos progresistas de la región como Brasil, Argentina, Bolivia y Venezuela.
En el coloquio, el jefe de Estado se preguntó si es coincidencia que los gobiernos de izquierda sean lo que reciban protestas y campañas mediáticas nacionales e internacionales.
Correa aseguró que marcha un proceso de restauración de los modelos orquestados por la derecha continental, desplazada del poder por los pueblos que eligieron gobiernos progresistas, democráticos y de izquierda.
Ya actúan articuladas, son más internacionales, operan en forma descarada con mejor financiamiento y una estrategia en las redes sociales, y sentimos esa arremetida, expresó.
A nivel regional, afirmó el estadista, hay una restauración conservadora que quiere acabar con los gobiernos progresistas.
Desde el primer día de gobierno (2007) -porque no somos una administración cualquiera- estamos cambiando las estructuras de poder, y ellos saben que están perdiendo, indicó.
Ahora manda el pueblo ecuatoriano, especificó, y por supuesto frente a un cambio verdadero desde el primer día, hemos recibido conspiraciones; antes el poder económico era dirigido por banqueros.
Están desesperados, hemos ido demasiado lejos, se les está yendo de las manos para siempre la región latinoamericana, dijo.
Hice una primera denuncia en mayo de 2013 sobre la restauración conservadora, recordó el presidente ecuatoriano, y parte de ello es la movilización permanente, tal como hacen con las presidentas de Brasil Dilma (Rousseff), y Argentina Cristina (Fernández).