La Habana (Servicios especiales de Vanguardia del Pueblo) México y Centroamérica encabezaron la lista de países con más llegadas de remesas durante 2014, las cuales sumaron en toda América Latina y el Caribe 62 mil 300 millones de dólares, lo que ratifica que esa entrada de dinero sigue siendo una fuente significativa para la región.
De acuerdo con un informe del Centro Diálogo Interamericano, dicha cantidad representó un aumento del cuatro por ciento en comparación con el año precedente y es la mayor registrada luego del inicio en 2008 de la crisis económica global.
Manuel Orozco, uno de los responsables del informe, comentó que la causa del incremento de las remesas recibidas en Latinoamérica es que «hay más inmigrantes enviando más dinero».
El reporte de Orozco y otros analistas indica que el crecimiento de los envíos monetarios a la región respondió a una recuperación del mercado laboral en Estados Unidos, a nuevos patrones migratorios y nuevos métodos de envío de remesas
A diferencia de México y Centroamérica, muchos países sudamericanos registraron caídas, algo que en la mayoría de los casos se atribuyó a la persistente crisis económica en España.
En el caso de México, el volumen de remesas aumentó el 8,8 por ciento en 2014 respecto al 2013, por un discreto avance de la economía estadounidense, pero también por la posibilidad de que los inmigrantes mexicanos manden más remesas por transferencias.
El Centro Diálogo Interamericano también significó los aumentos registrados del 12,5 por ciento en Honduras y del nueve en Guatemala, países que ocuparon espacios en medios de prensa por la oleada de inmigrantes menores y familias completas a Estados Unidos.
También subrayó las reducciones registradas en Bolivia, Perú y Colombia por la crisis europea, en particular en España, donde es elevado el desempleo y la caída de los salarios.
Después de Asia, América Latina es la segunda región del mundo en importancia de remesas de sus migrantes, algo de fuerte impacto en el producto interno bruto de las naciones de la región, que varía desde el 25 por ciento en el caso de Haití, cerca del 18 por ciento para Nicaragua y menos del uno por ciento para Venezuela.
Al máximo alcanzado en 2007 y 2008, cuando el flujo por remesas rozó los 65 mil millones de dólares, siguió el 2009 con una caída del 20,6 por ciento. A 57 mil millones ascendieron en 2010; en 2013 a 61 mil 251 millones de dólares y ya en 2014 fueron 62 mil 300 millones de dólares.
Es decir, ese envío de dinero hacia los países de origen de los migrantes constituye un ingreso sumamente relevante, por lo que el uso que se le dé a estos recursos tiene una influencia considerable en la mitigación de la pobreza.
Bien conocido es que dicha práctica genera una serie de efectos positivos, que van desde la acumulación de capital y la adquisición de activos productivos, hasta la realización de inversiones en capital humano, a través de la educación.
Solo si se tiene en cuenta que más de 20 millones de familias en América Latina y el Caribe reciben un porcentaje de sus ingresos a través de remesas enviadas por un integrante de la familia que vive en el exterior, se puede calcular la trascendencia de esas partidas para las economías locales.
El estudio subraya que las remisiones monetarias llegadas a México y Centroamérica provienen mayoritariamente de Estados Unidos, mientras que las de América del Sur proceden de Estados Unidos y Europa, especialmente de España.
También, para el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe las remesas tienen un decisivo valor en tanto considera que para el hogar y un país incrementan la capacidad de la tasa de ahorro, lo cual es notable en la experiencia de Colombia, Haití, República Dominicana, Brasil y Bolivia.
En este último caso se toma como ejemplo por el desarrollo de un proyecto en alianza con el Gobierno, el cual ha logrado que la educación financiera de la población rural forme parte del plan de desarrollo económico de la nación.
A partir de esas experiencias el tema de las remesas ha estado en la agenda de las conversaciones entre la Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en su diálogo estructurado sobre migraciones.
Globalmente las remesas enviadas oficialmente hacia los países en desarrollo sobrepasaron el año anterior los 435 mil millones de dólares, un aumento del cinco por ciento en relación con 2013.
De acuerdo con el Banco Mundial, tal cantidad de dinero constituye un ingreso importante para las economías y es tres veces superior a la ayuda para el desarrollo que los Estados ricos destinan de sus presupuestos anuales.
Para el organismo internacional ese tipo de transferencias seguirá en aumento en el mediano plazo y alcanzará un total aproximado de 454 mil millones de dólares en 2015.
En total, incluidas las que se destinan a naciones de ingreso alto, se calculan en 582 mil millones de dólares este año y aumentarán a 608 mil millones el próximo.
Asia, América Latina y el Caribe son las zonas principales que se benefician de ese flujo de remesas, mientras que, por países, los mayores receptores son India, China, Filipinas, México, Nigeria, Egipto, Pakistán, Bangladesh, Vietnam y Ucrania.
Sin embargo, a pesar del panorama alentador para los movimientos de estas, las circunstancias de muchos migrantes no dejan de ser preocupantes.
Con tantas personas desplazándose en contra de su voluntad y muchos otros que emprenden viajes peligrosos y desesperados, salta a la vista que deben adoptarse medidas y acciones para una migración ordenada, más segura y menos costosa, con alternativas de políticas económicamente viables.