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Katmandú, (Servicios especiales de Vanguardia del Pueblo) Aunque la desesperanzadora búsqueda entre los escombros aún proseguirá por varios días, Nepal lamenta hasta hoy la pérdida de tres mil 815 vidas segadas en menos de un minuto por el terremoto del sábado.

El último parte oficial, emitido por el Ministerio del Interior, refiere que el descomunal movimiento telúrico -el peor que golpea a la pequeña nación del Himalaya en los últimos 80 años- también causó lesiones de diversa consideración a seis mil 515 personas.

Nuevas precisiones sobre el fenómeno revelaron que el epicentro del sismo, de 7,9 grados en la escala de Richter, se localizó en el distrito de Gorkha, al pie de la imponente cordillera del Himalaya y unos 75 kilómetros al norte de Katmandú.

La actualización de los daños también puso en claro que el distrito más sufrido fue el de Sindhupalchowk (norte) con mil 21 muertos, mientras el que acoge a la capital, antes señalado como el más golpeado, reporta 920. Entre ambos suman más de la mitad de las víctimas mortales.

Aunque ninguna institución ha aventurado un cálculo sobre el monto de las pérdidas materiales, es de general consenso que será de varios miles de millones de dólares.

Eso, sin contar las intangibles pero igualmente dolorosas de centros religiosos, históricos y culturales destruidos por las colosales vibraciones.

De esta o aquellas naturaleza, lo cierto es que las pérdidas en edificios, templos, viales, infraestructura e instalaciones en general se harán sentir irremediablemente en la economía de este empobrecido y pequeño país que tiene en el turismo a su principal fuente de ingreso.

En un momento de crítico recuento sobre los esfuerzos por restañar las heridas causadas por el terremoto, el primer ministro nepalí, Sushil Koirala, apuntó hoy que «las operaciones de rescate, socorro y de búsqueda no han sido eficaces».

El jefe de gobierno admitió que la logística del país se ha visto desbordada por la situación, pero llamó a todos los partidos a pasar por encima de diferencias y a concientizar que esta no era una crisis diaria en la que cada cual puja por su lado, sino un gran reto que exige una respuesta nacional y unitaria.

Koirala instó a todos los nepalíes a respaldar el trabajo de los organismos de gestión de desastres y a donar sangre a los hospitales, y aseguró que el gobierno enviará tiendas de campaña, agua potable, medicinas y trabajadores de la salud a las zonas afectadas.

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