Beirut, (Servicios especiales de Vanguardia del Pueblo) A su desgastante lucha contra milicias terroristas como el llamado Estado Islámico (EI), Iraq incorpora hoy una reacción gubernamental y parlamentaria para impedir maniobras del Congreso de Estados Unidos con peligrosos visos de desmembramiento territorial.
El proyecto de ley presentado por la comisión de asuntos exteriores del Congreso norteamericano para dar directamente armas a tribus sunnitas y a combatientes kurdos Peshmerga dándoles un trato paralelo al del Estado, acapara la preocupación de varias fuerzas iraquíes.
La iniciativa de ley que impulsan los republicanos consiste en hacer gastos de defensa el próximo año a fin de distribuir a las tribus, fuera del control del Gobierno de Bagdad, un 25 por ciento de los 715 millones de dólares autorizados para entrenar y equipar al Ejército iraquí.
El primer ministro Haider Al-Abadi señaló que su Gobierno acoge con satisfacción el apoyo de todos los países que están junto a Iraq en su guerra contra el terrorismo, pero aclaró que el trato con Bagdad fue y seguirá siendo en el marco del respeto a la soberanía nacional.
«Cualquier suministro de armas será hecho sólo a través del Gobierno iraquí», subrayó Al-Abadi al añadir que el proyecto de ley «es rechazado y llevará a más división en la región, por lo que pedimos detenerlo».
A la primera reacción del jefe del gabinete se unió el Consejo de Representantes (parlamento iraquí) que transformó en sesión privada sus habituales debates públicos para discutir el asunto.
La jefatura del hemiciclo aplazó para el sábado su sesión y encomendó a su comité de Relaciones Exteriores, Seguridad y Tribus elaborar un proyecto de ley de respuesta a la iniciativa estadounidense.
Para el jefe del bloque legislativo Unión de Poderes Nacionales, Ahmed Al-Msari, la propuesta del Congreso norteamericano de dar armas a las tribus y a los Peshmerga «es bienvenida», pero recordó que para la nación mesopotámica «la unidad y la soberanía son una línea roja».
Consultado vía telefónica por Prensa Latina, un asesor de Al-Msari señaló que Iraq está en guerra y ese paso concebido en el Capitolio de Washington es consecuencia de la apología del Gobierno de Bagdad a armar a la población y carecer de suficiente arsenal para hacerlo.
Pero la maniobra de los congresistas empieza a recoger frutos prematuramente en tanto mientras unos esgrimen razones de soberanía o de Estado, otros matizan en que se trata de un gesto solidario de la nación que lidera la coalición internacional contra el EI en Siria e Iraq.
Los kurdos, determinantes en muchos reveses de los islamistas del Daesh, acrónimo árabe del EI, no esconden la intención de perpetuar su presencia y dominio en zonas donde son mayoría que estaban administrados por Bagdad, y se quejan de que no se les dan suficientes armas.
Además, el Ejecutivo iraquí dominado por chiitas vacila en pertrechar a tribus sunnitas -la misma doctrina musulmana del EI, aunque moderada-, a pesar de que fueron clave en la derrota de Al-Qaeda en Iraq hace años.
Fiel a su radical postura anti-norteamericana, el clérigo chiita Muqtada Al-Sadr rechazó de plano el pronunciamiento de los legisladores estadounidenses y amenazó con atacar intereses de Estados Unidos en Iraq y en el extranjero, si se materializa la controversial propuesta.
«En el caso de que se apruebe esta ley …, nos veremos obligados a descongelar el ala militar y empezar a atacar los intereses americanos en Iraq e incluso en el exterior, lo cual es factible», advirtió.
Paradójicamente, Al-Sadr coincidió con el presidente Barack Obama en oponerse a la provisión de la bancada republicana, y apuntó que sigue muy de cerca el prolongado proceso legislativo, a menudo secreto.
La milicia leal a Al-Sadr, conocida como Ejército Mahdi, fue una de las que con más determinación y efectividad combatieron a las tropas norteamericanas que invadieron Iraq en marzo de 2003, y se abstuvo de toda actividad armada tras la retirada de los militares en 2011.
La dimensión del asunto llevó a la embajada estadounidense en Bagdad a emitir sendos comunicados para aclarar que «todas las armas y equipamientos que se den a Iraq, se entregarán al Gobierno y a las fuerzas de seguridad» porque Washington «apoya un Iraq unificado».
Observadores insisten en lo peligroso que resultará para esa nación y para la región exacerbar el sectarismo y la eventual «cantonización» de Iraq, a pesar de que la propia legación norteamericana recordó que Obama «es el único funcionario responsable de la política exterior» de su país.