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Washington, (Servicios especiales de Vanguardia del Pueblo) La fiscal general de Estados Unidos, Loretta Lynch, arribó el martes a la ciudad de Baltimore, estado de Maryland, junto con la jefa de la división de derechos civiles del Departamento de Justicia, Vanita Gupta.

Lynch se reunió con familiares del afroamericano Freddie Gray, quien murió el 19 de abril pasado a manos de la policía, hecho que provocó fuertes disturbios y acciones violentas la semana pasada en esa urbe.

La funcionaria, que ocupó oficialmente su cargo el 27 de abril pasado, y los integrantes de su comitiva, sostendrán encuentros con altos funcionarios de la ciudad, congresistas, jefes de las fuerzas del orden, así como líderes comunitarios y religiosos.

Ella es la primera mujer que ocupa el cargo de Fiscal General en la historia de Estados Unidos, puesto en el cual relevó a Eric Holder, también afroamericano, quien estuvo en el cargo durante más de seis años.

La visita tiene lugar cuatro días después de que la fiscal del estado, Marilyn Mosby, acusara formalmente a seis oficiales de la policía acusados de la muerte de Gray.

Mosby presentó cargos el viernes contra seis agentes y los responsabilizó de las heridas que sufrió el joven en el cuello al ser detenido el 12 de abril que les provocaron la muerte una semana después.

Tras el inicio de las violentas protestas en Baltimore, el gobernador de Maryland, Larry Hogan, decretó el estado de emergencia y movilizó hacia la urbe unos tres mil efectivos de la Guardia Nacional, después que la alcaldesa Stephanie Rawlings-Blake implantó el toque de queda, que estuvo vigente hasta este domingo.

El Departamento de Justicia abrió una investigación sobre la muerte de Gray y comenzó una revisión de las acciones de las fuerzas policíacas locales ante una denuncia del diario The Baltimore Sun de que la ciudad pagó cerca de seis millones de dólares desde 2011 para lograr arreglos extrajudiciales con víctimas de brutalidad policial.

La pesquisa del rotativo reveló que docenas de residentes negros recibieron golpizas que provocaron deformaciones en sus rostros y roturas en los huesos durante arrestos de cuestionable legalidad, y en la mayoría de los casos los fiscales o los jueces desestimaron levantar cargos contra los sospechosos.

Las muertes de Gray y de otros hombres negros, como Michael Brown en Ferguson, Misuri, en los últimos meses, avivaron el debate nacional sobre la brutalidad policial en Estados Unidos contra las minorías y sectores de bajos ingresos.

En North Charleston, Carolina del Sur, en abril pasado un agente blanco fue acusado de asesinato tras publicarse un video que mostraba el momento en que él le disparaba ocho tiros por la espalda a un afroamericano.

Además, los asesinatos de los afrodescendientes Eric Garner en Nueva York y Tamir Rice en Cleveland también por parte de la policía, provocaron la ira de la opinión pública, así como intervenciones sucesivas del presidente Barack Obama sobre el problema racial en Estados Unidos.

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