Washington, (Servicios especiales de Vanguardia del Pueblo) Las autoridades federales estadounidenses utilizaron aviones espías para vigilar las recientes protestas en la ciudad de Baltimore, Maryland, por la muerte del afroamericano Freddie Gray, informó el diario The Washington Post.
La operación secreta que transcurrió durante varios días, motivó una solicitud de información por parte de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) al Gobierno para que este argumente la autoridad legal en que se basaron estas acciones y el alcance de la tecnología utilizada.
Gray falleció el pasado 19 de abril, una semana después de su arresto por la policía de Baltimore, tras recibir graves lesiones en la columna vertebral.
Según el Post, las aeronaves están dotadas con sistemas de vigilancia de última generación, monitorean mayores extensiones de terreno y permanecen más tiempo que los helicópteros de la policía sobre los objetivos, lo que puede constituir una violación de los derechos de los ciudadanos.
Los activistas de la ACLU están particularmente preocupados por esta tecnología de espionaje que puede obtener, sin ser detectada, imágenes de docenas de cuadras de la ciudad, en algunos casos varios kilómetros cuadrados al mismo tiempo.
De esa forma, captan los movimientos de personas que no son sospechosas de participar en actividades delictivas, las que por consiguiente caen en las redadas que realiza el Gobierno, añade el Post.
Muchas de estas tecnologías tienen un alcance muy amplio y como mínimo el público tiene derecho a saber lo que sucede, dijo Jay Stanley, un experto de la ACLU en temas de privacidad y uso de tecnologías.
El Departamento de Policía de Baltimore se negó a comentar sobre la existencia de estos vuelos de vigilancia y refirió las preguntas del Post al Buró Federal de Investigaciones, pero este declinó aportar sus criterios sobre el tema.
Sin embargo, un funcionario del Gobierno que conoce sobre estas operaciones, dijo al Post bajo condición de conservar su anonimato, que estos vuelos fueron solicitados al FBI por las autoridades de Baltimore.
Activistas por los derechos civiles estiman que la capacidad para controlar los movimientos de los individuos puede permitir a las autoridades identificar a las personas, inmiscuirse en su vida personal y violar las garantías constitucionales en cuanto a libertad de asociación, concluye el Post.