Naciones Unidas, (Servicios especiales de Vanguardia del Pueblo) Alrededor de 10 millones de iraquíes pudieran depender a finales de este año de ayuda externa para sobrevivir en medio del conflicto interno, tragedia que demanda de los donantes 497 millones de dólares, advirtió Naciones Unidas.
En una nota de prensa, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) señaló que en la actualidad, ocho millones de personas requieren urgente ayuda con refugio seguro, alimentos y agua potable.
La asistencia, vital para esos seres humanos, está en peligro, a menos que se garanticen los recursos financieros para mantenerla, precisó.
Iraq sufre inestabilidad y violencia desde 2003, cuando fue invadido por Estados Unidos y sus aliados, escenario que se agravó el año pasado con la ofensiva del Estado Islámico, el cual ocupa importantes territorios en el noroeste del país árabe rico en petróleo.
Según la OCHA, su representante en Bagdad, Lise Grande, expuso la situación hoy ante el Parlamento Europeo, en Bruselas.
La crisis iraquí es una de las más complejas y volátiles en el mundo, la ONU y sus socios humanitarios hacen todo lo que pueden, pero si no se entregan de inmediato los fondos solicitados, la mitad de la ayuda cesará, alertó.
De acuerdo con Grande, esto tendría consecuencias catastróficas en una nación marcada por el creciente número de desplazados por un conflicto materializado en las acciones de los extremistas y la ofensiva gubernamental para recuperar ciudades y poblados.
Estadísticas de la ONU reflejan a casi tres millones de seres humanos que dejaron sus casas para escapar de las hostilidades, los asesinatos masivos, las violaciones sexuales y otros horrendos actos, muchas veces cometidos con impunidad.
Numerosas clínicas ya cerraron, y fueron reducidas las raciones de comida para un millón de personas, lamentó la funcionaria de la OCHA.
El lunes, la Misión de Naciones Unidas en Iraq (Unami) informó que la violencia provocó en mayo mil 31 personas muertas y mil 684 heridas.
De acuerdo con los datos divulgados entonces, particular impacto genera en el terreno el accionar de los fundamentalistas islámicos, que mantienen sus operaciones pese a los bombardeos liderados por Estados Unidos y la ofensiva del ejército local.
Los actuales sucesos en la ciudad de Ramadi, en la occidental gobernación de Al Anbar, muestran una vez más las afectaciones que causan los yihadistas a la población civil, como el desplazamiento de 237 mil seres humanos, dijo el jefe de la fuerza desplegada en 2003, Jan Kubis.
El diplomático acusó al Estado Islámico de dejar a su paso miles de muertos y heridos, «muchos de ellos de la manera más horrenda».