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Washington, (Servicios especiales de Vanguardia del Pueblo) Más estadounidenses se suman hoy a la controversia por eliminar la bandera confederada de edificios gubernamentales, donde aún ondea.

A raíz de la masacre de nueve ciudadanos negros en una iglesia en Carolina del Sur, más personas se suman a la demanda contra lo que es considerado para unos un símbolo racista y divisivo en el país.

Desde el representante de Carolina del Sur Norman «Doug» Brannon, quien anunció que planea introducir un proyecto de ley para eliminar la bandera cerca del edificio de la capital de su estado, hasta aspirantes de ambos partidos a enfrentarse en los comicios presidenciales de 2016, se pronuncian por una solución del polémico símbolo.

La Casa Blanca dijo el viernes que el presidente Barack Obama estima que el emblema histórico debe estar en un museo, idea con la que coinciden una gran mayoría de los estadounidenses.

La gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, admitió el jueves que no podía bajar el símbolo sin la aprobación de la legislatura de su estado.

Esta controversia por la enseña de los confederados se disparó tras revelarse que el autor de la masacre en Charleston tenía en la placa de su coche esa insignia, para muchos un recuerdo del racismo y la esclavitud en el sur durante la Guerra Civil (1861-1865).

El sábado y el domingo miles de personas marcharon en Charleston y en otras ciudades de Carolina del Sur para pedir a la gobernadora Haley, que retire la bandera del Capitolio, un debate que los legisladores no abordarán hasta que haya pasado un tiempo de duelo tras el suceso.

Años atrás millares de ciudadanos lograron después de una protesta que la controvertida bandera dejara de ondear en la cúpula del Capitolio y fuera trasladada a los jardines del edificio.

El símbolo fue la única del Capitolio de Carolina del Sur que no se colocó a media asta tras la matanza, en claro contraste con las enseñas federal y estatal erigidas en la cúpula del parlamento.

El tema se convirtió, además, en un asunto espinoso para muchos aspirantes a la nominación republicana para las elecciones presidenciales, pues ellos no quieren correr el riesgo de ofuscar a los votantes blancos conservadores que veneran el emblema.

Según el diario The New York Times ninguno de los candidatos podría indicar explícitamente si quería que Carolina del Sur dejara de mostrar una bandera que es un recordatorio especial abrasador de la esclavitud.

Añade el diario que ninguno de los candidatos que aparecieron en programas de televisión del domingo dijo rotundamente si la enseña debe seguir ondeando en el Capitolio de Carolina del Capitolio.

Sin embargo, la aspirante demócrata más prominente, Hillary Rodham Clinton, dijo en 2007 que la bandera debe ser eliminada.

Agrega el Times que las respuestas cuidadosamente calibradas fueron un claro ejemplo de las dificultades que enfrentan los republicanos para tratar de ampliar el atractivo de su partido con las minorías y al mismo tiempo movilizar a los conservadores blancos.

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