Washington, (Servicios especiales de Vanguardia del Pueblo) El presidente estadounidense Barack Obama pronunció ayer en Charleston, Carolina del Sur, un apasionado discurso en el cual llamó al país a enfrentar la violencia armada y el racismo.
El mandatario asistió este viernes a la ceremonia de despedida del reverendo Clementa Pinckney, una de las nueve víctimas -todas afroamericanas-, durante una masacre en la iglesia Emanuel African Methodist Episcopal de dicha urbe.
La disertación de Obama sorprendió a los más de cinco mil asistentes cuando comenzó a cantar una versión de Amazing Grace (Sublime gracia), una de las composiciones más conocidas en países de habla inglesa, que transmite el mensaje cristiano de que el perdón y la redención es posible a pesar de los pecados del ser humano.
El gobernante recordó a cada una de las nueve víctimas ultimadas el 17 de junio por Dylann Storm Roof, un supremacista blanco que se introdujo en una reunión de estudio de la biblia y disparó luego contra los congregados con el fin de, según aseguró, «emprender una guerra racial».
El jefe de la Casa Blanca consideró que el incidente es un llamado de atención para que la nación aborde no solo la violencia armada, sino también la desigualdad racial y el quebrado sistema de justicia penal.
En este sentido, exhortó a los estadounidenses a reconocer los prejuicios raciales en su vida cotidiana, y no solo las expresiones abiertas de odio racial.
Obama también se sumó al debate en torno a la bandera confederada, calificándola como un símbolo de «la opresión sistémica y subyugación racial».
Activistas civiles y grupos pro derechos humanos exigen que se proscriba el uso público y en instituciones gubernamentales de la enseña de fondo rojo, cruzada por dos diagonales azules donde se alinean 13 estrellas blancas, enarbolada durante décadas por hordas de los grupos supremacistas blancos del Ku Klux Klan.
Sería una traición al reverendo Pinckney si nos detenemos y olvidamos estas cuestiones, porque estaríamos cayendo de nuevo en un silencio cómodo, argumentó el líder del Ejecutivo ante la multitud de dolientes.
Se encontraban presentes en la ceremonia el vicepresidente Joseph Biden, la primera dama, Michelle Obama, así como el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, junto a numerosos legisladores federales y autoridades del estado.
La masacre de Charleston ha conmovido a la opinión pública norteamericana y reabierto el debate sobre el enquistado racismo en la sociedad estadounidense, así como por las laxas medidas referidas al control de armas.