La mitología describe un universo poblado de dioses, criaturas y lugares que solo existen en la imaginación de los pueblos, para explicar fenómenos que no se atienen a la lógica simple y lineal del pensamiento popular, abarrotado de ciertas ideas tan floridas como de dudosa sustentación.
Buscarle los orígenes a la visión que tiene la sociedad acerca de una profesión, comporta una ardua investigación que puede producir resultados muy alejados de las realidades tangibles o verificables manejadas en ese oficio.
Después que los ciudadanos le atribuyen características y significados y sellan con dictámenes inapelables la imagen de unas áreas artísticas, políticas, etc., ni la intervención del Tribunal de La Haya pueden revertir esos conceptos del imaginario social.
En el cine -arte e industria-, la peor parte se la llevan esos malvados con sacos y lentes oscuros muy parecidos a Men In Black; gente despreciable que esclaviza al pobre director y al resto del equipo, quienes ven limitadas sus sensibilidades por culpa de estos villanos. Esa es una versión de lo que se piensa en un productor, pero nada justa con este engranaje importantísimo del equipo.
La carga soportada por los encargados de la producción de una película es enorme. Solo el manejo de un conglomerado con diferentes personalidades, las labores administrativas y financieras, además de fungir como departamento de quejas y conflictos, la hacen muy pesada.
Sepa usted que si piensa dedicarse a producir cine serán muchas las noches sin dormir, los días de jornadas extenuantes, y los imprevistos que le destrozan los nervios a cualquiera. Si desea ser popular, recibir los flashes de la fama o cultivar relaciones armoniosas con mucha gente, lamento decirle que está del lado equivocado de la cámara.
La incorporación del productor al equipo se da casi inmediatamente en algunos casos, y un poco más tarde en otros, aunque al desarrollarse la idea y tomar cuerpo la iniciativa, ya necesitamos de sus habilidades para que la marcha creativa no se detenga.
Si esos directores, tan competentes en sus áreas como desconocedores de la logística, se hiciesen cargo de la producción, el proyecto se hundiría en las brumas de la incertidumbre de los pequeños detalles, los tratamientos burocráticos, el manejo y la obtención de los fondos, para solo mencionar algunas de las funciones más comunes.
Cumplidos los primeros objetivos con la finalización del guión literario, la preparación técnico-artística o visualización, se continúa con los procesos guionisticos de rigor, y al mismo tiempo, se encamina el negociado, el mercadeo, las ventas, los presupuestos, el financiamiento, áreas en donde el productor juega el rol de factótum, involucrándose en cada baile sin distinción de ritmos.
Esta etapa de gran laboriosidad es vital para definir el tamaño del presupuesto y su distribución en los diferentes departamentos, tiene muchas similitudes con la preparación de la logística de un ejército, pues aquí sabremos con que armamentos iremos a la guerra, la cantidad de tropas y hasta que fecha podremos seguir peleando sin correr el peligro de quedarnos sin municiones -o fondos-, que es lo mismo.
El productor de cine asume con diligencia el papel de estratega, de componedor, un titiritero que casi no vemos, sacrificando su presencia y voz en aras de la construcción del filme.
En la pre-producción para el apartado de la dirección se cuadran elementos tan técnicos como el desglose de las escenas, el shooting list o lista del orden del rodaje de las mismas, el guión técnico, la dirección de actores y el casting, solo para mencionar algunos apartados, y en todos entra la mano del productor.
Para diseñar la producción, el director de arte desglosa sus necesidades de locaciones, maquillaje, vestuario, la paleta de colores y todo lo concerniente a la mirada artística y la atmósfera del filme.
Los departamentos de fotografía, sonido y edición proceden como los anteriores a desmenuzar y organizar sus necesidades para el rodaje que se les viene encima.
El productor y su departamento articulan los desgloses reglamentarios, los planes de trabajo, finalizando con el presupuesto, que salvo imprevistos, será el que regirá la ruta financiera durante toda la película.
Los tramos finales engloban el rodaje del filme en sí. Luego viene la edición o montaje con la post-producción que es lo que le dará fin al proyecto audiovisual y le permitirá ser visionado por el público.
Al completar el producto fílmico, la producción se enfoca a la comercialización, la promoción, distribución y exhibición de la película, donde el arte del negocio debe jugar su función de recuperar lo invertido y producir ganancias para reiniciar el proceso en otra obra.
La función invisible del productor es la de velar por el bienestar del personal que está bajo su responsabilidad, un esfuerzo no tan obvio ni asentado en los manuales, pero mucho menos reconocido por las grandes audiencias.
Si después de ver los esfuerzos, las peripecias, el desgaste físico y emocional al que se somete un productor para que usted disfrute una película, sigue sin darse cuenta o aún le asigna el papel de malo a este personaje, es que no ha entendido la valía de estos sacrificados seres.
Los prejuicios y mitos relativos al productor de cine son hijos del desconocimiento de su labor, de una imagen alimentada erróneamente por los medios de comunicación pero que no disminuye en nada la importancia de su trabajo dentro de la industria.