Opinión

La economía dominicana entró en una distorsión y perturbación que afectó a todos los sectores económicos cuyos resultados fue una caída estrepitosa de las recaudaciones fiscales que arropó de pánico a las autoridades económicas cuya desesperación impulsó la trágica decisión, en el mes de septiembre del 2001, de recurrir a los mercados financieros internacionales para colocar una emisión de bonos soberanos por la suma de 500 millones de dólares y al inicio del 2003 se realizó una segunda emisión de 600 millones de dólares cuya situación empujó al país a un impago de sus compromisos financieros internacionales.

La caída del crecimiento de la economía dominicana había sido de un 2.7% para el 2001 y la actividad económica fue muy cambiante durante el 2002, en tanto hubo un incremento del déficit en la cuenta corriente de la Balanza de Pagos, que no pudo ser financiado por ingresos en la cuenta de capital, por lo que una buena parte de ese déficit tuvo que ser cubierto con el uso de Reservas Internacionales Brutas, las cuales cayeron de 1,340 millones de dólares a que habían llegado en diciembre del 2001, como consecuencia de la entrada de los Bonos Soberanos, a tan sólo 828 millones en diciembre del 2002.

Este desplome del crecimiento del PBI jamás se volvió a recuperar hasta llegar a un nivel en que para el año 2003 la economía creció de manera negativa de un 2% situación desconocida, en los últimos 30 años, la cual se expresó en la expansión de 1,400,000 dominicanos que cayeron en la línea de la pobreza.

Pero como la incertidumbre se apoderó de los agentes económicos y la existencia de una creciente duda sobre la estabilidad de la moneda nacional, el público estaba cambiando sus depósitos en pesos por depósitos en dólares, que derivó en una devaluación del peso que rompió los parámetros históricos de referencia, durante el 2002, el cual se agravó con el colapso de tres grandes bancos para principio del 2003, con un costo fiscal de alrededor de un 22% del PBI, situación que llevó al país a caer en los brazos del FMI, arrodillado, cuando el 29 de agosto, el Directorio del FMI aprobó un programa Stand-By con un apoyo financiero de aproximadamente 600 millones de dólares. El desastre en que cayó la economía dominicana, durante el período 2003-2004 no registra antecedentes inmediatos, el cual estuvo perturbada por los desajustes macroeconómicos derivados de la crisis financiera.

La capacidad de superar la crisis de la economía dominicana se expresó durante el periodo 2005-2010, al lograr una pronunciada recuperación y estabilidad macroeconómica expresada en una tasa de cambio relativamente controlada, tasa de interés acomodada al financiamiento y niveles de inflación por debajo del 3%. Sin embargo, en el 2008 la economía dominicana fue afectada por un deterioro progresivo de las condiciones financieras a nivel internacional desatada por el colapso del mercado inmobiliario USA, con las hipotecas subprime, el cual desaceleró el ritmo de crecimiento del PIB, que experimentó un comportamiento de un 5.3%.

Tal situación logró una superación impresionante durante el período 2009-2012 cuando el PIB cerró el 2010 con un robusto crecimiento de 7.2%, el cual fue una expresión de la consolidación de la recuperación que se había iniciado desde finales del año 2009 tras la crisis global, pero aun así impactaba en la economía tal como se expresaba durante el 2011-2012 cuyo promedio de crecimiento del PIB fue de 4,4%. A pesar del dinamismo experimentado por la economía, y que el crecimiento sea el fruto descansar en múltiples sectores, el crecimiento PIB durante el período 2013-2014 no parece ser satisfactorio ya que no supera el 5%, el cual debe llamar a la atención si tomamos en consideración los altos niveles de endeudamiento y su relación con el PIB, así como el comportamiento del tipo de cambio.

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