Opinión

Debiera bastarnos para vivir, la dicha de haber nacido. Disfrutar la dimensión que existe como regalo, entre la superficie terrenal y la infinidad de las estrellas. Pero como Dioses y Diosas fuimos concebidos, he ahí la razón de la inconformidad, ¡es que no puede ser lo que es, si es injusticia!

Cómo pudo haber olvido de tanta perfidia, ¿dónde están los desaparecidos?

Lo recuerdo, Gladys y lo hago en este tiempo de olvidos. ¡Sí! En este tiempo de las prisas, en donde valen más los “compromisos” que los afectos.

Gladys, a veces me pregunto, ¿a dónde fue la ternura? Y te confieso que la busco en la profundidad de los ojos de los compañeros…. pero, no la encuentro.

Da trabajo detenerse en esta vorágine del ímpetu de la Era Multimedia, en donde se multiplican posibilidades para el hombre en asecho de “oportunidades” a través de las vías cibernéticas. Pero me detengo, y en el objeto de parar está la realidad de tu partida, para decirte ante Dios, en esta andina lejanía, gracias Gladys por haber existido, gracias en nombre de todos los ingratos como yo, por tus luchas en la construcción del Partido, por tus contribuciones en ese tránsito tenue en que nos dimos en nombre de Juan Bosch.

Hoy que te has ido, medito sobre un Partido herido por causas múltiples, entre ellas, la discordia. Es la discordia una de las naves de las que han penetrado nuestros mares comerciando por sus aguas inmensas, beneficiándose de sus maravillas y levantando un tormentoso clima que alza grandes olas, en donde vienen enfermedades, entre éstas la ambición y la mentira, que suben al Cielo a muchos y bajan al Abismo a otros.

Qué pena Gladys, que tenga que escribir sobre esto, en esta lejanía de lo que fuimos, perdón compañera, por no haber podido decirle que no a esta rabia, a ésta impotencia.

Ante la “pena” de sumarte al futuro, como imperfecto mortal he reaccionado…. Es que tengo revuelto el estómago…. Espero, que Dios arranque tus tribulaciones, que apacigüe tu camino, para que suaves brizas te hagan nacer tus Alas como Arcángel y aletees junto a Bosch, Norge y otros, para gozo infinito de los cielos.

Finalmente Gladys, quiero decirte, que un día abre de verte con tus grandes Alas, cuando me conduzcan al ansiado puerto…, para ver las misericordias y las maravillas que me aguardan, y olvidar junto a todos los amados; los tormentos de la ingratitud.

últimas Noticias
Noticias Relacionadas