Luxemburgo, (Servicios especiales de Vanguardia del Pueblo) Los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea (UE) aprobaron el lanzamiento de la primera fase de una criticada misión naval contra el tráfico de migrantes en el mar Mediterráneo.
Tras una reunión celebrada aquí, la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, anunció el lanzamiento de la operación, cuyo objetivo «no son los inmigrantes. Los objetivos son aquellos que están obteniendo dinero con sus vidas y demasiado frecuentemente con sus muertes», señaló.
Pese a ese planteamiento, voces críticas de la iniciativa indican que se trata de una medida de fuerza dirigida a impedir la llegada de foráneos a suelo europeo, pero no a resolver la crisis humanitaria vivida por estas personas que huyen de las guerras, el hambre y la miseria.
El secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, ha expresado sus reticencias al aseverar que «las operaciones militares tienen una eficacia limitada, y lo principal es encarar el problema de manera amplia».
Mogherini precisó que esta primera fase estará centrada en desplegar navíos con el fin de recopilar información de inteligencia para conocer a fondo cómo operan las mafias de tráfico de migrantes, cuyas embarcaciones casi siempre parte desde el norte de Libia.
La maniobra tendrá un mandato inicial de 12 meses, estará dirigida por el contraalmirante italiano Enrico Credentino y dispondrá de un presupuesto común de 11 millones de euros para los dos primeros meses.
Según fuentes militares, la primera fase se llevará a cabo con cinco buques de guerra, dos submarinos, tres aviones de patrulla marítima, dos aviones pilotados a distancia (drones) y tres helicópteros, así como con la participación de unos mil militares.
Para este momento inicial no es necesaria una resolución de autorización del Consejo de Seguridad de la ONU ni de las autoridades de Libia, lo que sí se precisa para las fases dos y tres de la operación naval.
En un segundo momento la UE tiene previsto abordar y registrar las embarcaciones sospechosas de transportar migrantes, y en un tercero inhabilitar esos navíos, lo que en la práctica podría implicar destruirlos.