El Estado y sus instituciones. Cuando pienso en esto, vienen a mi mente las palabras desarrollo, liderazgo, dirección, etc. Las instituciones públicas son parte esencial para que el Estado pueda hacer posible la permanencia y evolución de la gran masa que de él depende. !Qué alivio saber que todos entendemos esto! ¿O no?
¿Qué podría suceder si esas raíces que le dan la estabilidad al Estado, no funcionan o más bien, funcionan de la manera incorrecta? ¿Y si estamos equivocados? ¿Y si realmente no tenemos una administración pública eficiente? ¿Y entonces, qué tenemos?
¡Bienvenido desorden público! Bienvenida la falta de gestión y administración pública deficiente que nos arrastran al borde del precipicio. Estamos desperdiciando y dejando de lado a esos líderes y gerentes con las capacidades y habilidades necesarias para enfrentar los grandes cambios mundiales que afectan al país.
Aferrémonos al cambio organizacional en las instituciones públicas, donde sus líderes sean entes con pensamiento estratégico colectivo que nos prepare para el futuro. Dejemos la improvisación y asumamos un sistema de planificación.
Se trata de aprovechar potenciales, de tomar líneas de acción y exiliar todo aquellos que solo representa un estancamiento público. ¿Gestión pública? ¿Acaso tenemos de eso aquí? Debe eliminarse por completo esta interrogante, que cada uno día a día nos hacemos.
No hay cosa más estable que la inestabilidad. Para nuestra desgracia nuestras instituciones públicas no están preparadas para esto. Es responsabilidad de los líderes de la administración pública desempeñar el papel de gerentes estrategas capaces de tomar decisiones que fortalezcan y maximicen la evolución del sector público.