Gusta el liceo Rafaela Marrero Paulino entre vecinas y vecinos de Hato Mayor, Santiago. Trajo bienestar a la comunidad. Durante la construcción se ganaron unos pesos, con la Tanda Extendida ganan “fijo” y las propiedades cercanas ahora valen más.
Damiana Uceta, madre soltera con dos hijos, tiene una casita cerquita. “Para mi ha sido una bendición, porque desde que inició la construcción puse un negocito de vender hielo a los obreros y con los cien y ciento cincuenta pesos que me ganaba diariamente le daba de comer a mis hijos”.
Carmen Méndez, dirigente comunitaria y coordinadora del Consejo de Desarrollo de Hato Mayor, cuenta que solicitaron al ingeniero que contratara mano de obra de la comunidad. Quince consiguieron trabajo.
”Constituimos un comité de 9 miembros y nos convertimos en fieles guardianes de la obra. Supervisábamos día por día los trabajos. Este liceo es nuestro, de la comunidad”, explicó Carmen.
Joselin Rodríguez y su marido (al que habían botado del trabajo que tenía) “pusieron” un comedor. Primero debajo de una mata de mango, luego construyeron una rancheta.
Los desayunos se vendían a 50 y la comida a 100 pesos. “No un platico, sino un plato de comida”.
Entre 30 y 35 mil pesos quincenal ingresaba Joselin. Con lo que se ganó compró los materiales (varillas, blocks y cemento) para mejorar su ranchito.
Robin Díaz, está al frente de un colmado ubicado a cien metros del Liceo Rafaela Marrero Paulino. Sus ventas crecieron un 20%, gracias a los “fiaos” que diariamente hacía a los trabajadores de la obra.
Julio Rosario, administrador de la Ferretería Yandriel, ubicado en la avenida Sabaneta, agradece porque él también picó. Los ingenieros le compraron sus cositas. No le compraron más porque el negocio no estaba preparado para tanta demanda.
El liceo Rafaela Marrero Paulino beneficia también a estudiantes de El Álamo, Sabaneta, Mari López, El Embrujo, Barrio Lindo, Barrio Obrero, Zamarrilla, Las Palomas y Pekin.
Cuenta con 34 aulas en los que 1,050 estudiantes recibirán educación de calidad, de 8:00 de la mañana a 4:00 de la tarde, con desayuno, almuerzo y merienda. Gratis.
Invertir en la educación del pueblo es un gasto virtuoso, a todos y todas beneficia y a las comunidades energiza. Así construimos Patria libre, próspera y feliz.