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Washington, (Servicios especiales de Vanguardia del Pueblo) Directivos del partido y aspirantes a la nominación republicana para los comicios de noviembre de 2016 buscan poner una mordaza a Donald Trump luego de incendiarias declaraciones contra los inmigrantes en Estados Unidos.

El presidente del Comité Nacional Republicano, Reince Priebus, ante la avalancha de críticas contra el magnate de bienes raíces por calificar a los inmigrantes mexicanos de violadores, criminales y traficantes de drogas, le pidió hablar en tonos «más medidos».

Como resultados de sus planteamientos incendiarios el presidenciable republicano acapara desde hace varios días la atención mediática y las encuestas lo sitúan entre los preferidos del entorno más conservador en el país.

Según dijo Thomas M. Davis, un excongresista republicano de Virginia, el magnate domina la carrera en este momento y le resta apoyo a los otros contendientes, lo que los obliga a reaccionar a sus comentarios.

Por ejemplo, el representante por Wisconsin Paul Ryan opinó este jueves que sus recientes comentarios antiinmigrantes son «extremadamente irrespetuoso.»

Los rojos están empeñados en atraer a cerca del 40 por ciento de los votos de la comunidad latina para tener alguna posibilidad de victoria en las elecciones de 2016 pero, al parecer, Trump se convirtió en un obstáculo para alcanzar esa meta, estiman hoy medios políticos y de prensa.

Aunque políticos del llamado partido rojo se abstienen de cargar la mano contra el contendiente, algunos estiman que debe ser excluido del próximo debate de los aspirantes el 6 de agosto pese a estar ubicado entre los 10 primeros que irían a Cleveland, donde se efectuará el intercambio.

Según medios de prensa como The New York Times hay un creciente temor entre las filas republicanas por su presencia en el primer debate porque muchos pesos pesados de esa agrupación no estarán en el mismo.

Asimismo Trump puede estropear los debates, ya que los participantes pueden verse obligados a responder a sus provocaciones, estiman políticos del entorno republicano.

El caso es una piedra molesta para el partido rojo y a lo interior sus principales directivos temen convertirlo en un mártir político.

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