Moscú, (Servicios especiales de Vanguardia del Pueblo) El ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, advirtió que Occidente pretende conservar de manera artificial la hegemonía global por medio de las sanciones y la fuerza militar, en una época de lucha de ideas.
Al presagiar el fin del dominio económico y político de Occidente, Lavrov deploró tales instrumentos que quebrantan las normas del Derecho internacional y la Carta de la ONU y provocan el caos a escala planetaria, enfatizó.
Hoy la esfera de los intereses en política exterior está inexorablemente ligada a la lucha de ideas, que consiste en la elección o la imposición de modelos de desarrollo y valores, observó el canciller durante su intervención en un foro de reflexiones, celebrado este lunes en la región de Vladimir.
Afirmó el jefe de la diplomacia rusa que la época de dominio histórico de Occidente entra en franca contradicción con los nuevos centros de poder político y económico surgidos en la región de Asia-Pacífico, por ejemplo.
Indicó Lavrov a renglón seguido que los intentos artificiales por retener la hegemonía convierten a países enteros en zonas de amenaza terrorista y de caos.
El ministro reiteró, de otro lado, la disposición de Rusia a entablar un diálogo constructivo y pleno con los socios estadounidenses y europeos, pero aclaró que no renunciará a los intereses nacionales y externos.
Sobre la crisis ucraniana, opinó que el conflicto interno en ese país ocurrió, entre otros factores, por la renuencia de Occidente a colaborar con Rusia en la creación de un sistema de seguridad en el espacio euroatlántico.
Al respecto, Lavrov destacó la alianza con China en la búsqueda de respuestas efectivas a desafíos y amenazas globales.
El destino del mundo -subrayó el canciller ruso- no puede ser definido por un Estado o un pequeño grupo de países.
Agregó que el bombardeo de Yugoslavia, la ocupación de Iraq, el caos en Libia y la guerra fratricida en Ucrania demostraron las consecuencias trágicas de desviarse de esa verdad y la pretensión a cualquier precio de invadir, retener el dominio global e imponer su voluntad y los valores a otros Estados.