Escribo estas líneas desde Valencia, España, desde la visión y posición de un militante socialista, portavoz de la corriente Izquierda Socialista (ala izquierda del Partido Socialista Obrero Español) en el territorio valenciano, que recientemente, gracias al contacto e interacción fraternal con el grupo del PLD existente en nuestra ciudad, ha conocido la obra, pensamiento y líneas políticas de don Juan Bosch. En política es habitualmente muy conveniente estar muy atento a qué sucede en otros lugares, a cómo otros pueblos y culturas políticas construyen su propio camino e historia. Para nosotros, los socialistas, es fundamental tras largos años de excesiva institucionalización, y deriva hacia la gestión burocrática del sistema, y no la transformación estructural del mismo, el poder resituarnos en una dinámica y práctica política que nos reconcilie con nuestras raíces revolucionarias, de líneas políticas orientadas a la superación del capitalismo y transición hacia el socialismo, y para esto es muy positivo aprender de los métodos planteados por don Juan Bosch… pues sin métodos de trabajo que nos formen ideológicamente y que nos permitan construir una gran mayoría social implicada en el proyecto, este nunca tendrá fuerza suficiente para acometer la transformación profunda de la realidad en la que vivimos. En este sentido, los partidos socialistas / socialdemócratas en nuestro ámbito han descuidado en los últimos años y decenios esta cuestión, la formativa y metodológica. Así, la cuestión de cómo planteaba Bosch la formación de cuadros del partido, y la formación de formadores, todo el sistema de círculos de estudios peledeístas, y la responsabilidad del peledeísta en generar nuevas estructuras formativas en su ámbito, es un ejemplo para nosotros a valorar con atención. Y por supuesto, el hecho de hacer partir esta formación del estudio y conocimiento, desde una perspectiva rigurosa y materialista, de la historia y sociología dominicana, resulta de importancia fundamental para dotar al militante de un conocimiento e identidad política y cultural básicos para la tarea a desarrollar. Por otro lado, ¿qué decir del esfuerzo concentrado? En nuestro ámbito nos hemos acostumbrado demasiado a dejar que la “marca” del partido o la gestión institucional hagan el trabajo, pero cayendo en deficiencias respecto a una tarea directa con la ciudadanía, con el pueblo, que genere esas redes sociales en interacción con el partido, que son base y fuerza del proyecto, y lo mantienen vivo en la calle, en la realidad del día a día, que es donde se debe conseguir la victoria política real, de la mayoría social, la batalla de las ideas, la hegemonía de una fuerza de cambio, más allá de las instituciones y los vaivenes electorales. En esta práctica peledeísta debemos poner los ojos con mucha atención desde el socialismo en España, para saber recuperar el pulso y tensión militante de partido vivo y activo en barrios y calles. Y por supuesto, la crítica y la autocrítica como método dinámico y dialéctico de continuo mejoramiento, evaluación y correción de la acción partidaria y militante. Es algo en lo que debemos volver a formarnos políticamente y moralmente, tanto para saber recibir como para saber hacer, críticas y autocríticas no planteadas como una cuestión personal sino desde una posición política. Bosch previno contra los usos y prácticas personalistas en la política, pues este camino era el de las fuerzas populistas, nunca llamadas a transformar la realidad sino dedicadas a sacar el provecho particular de ella, y no el de las fuerzas revolucionarias que realmente llevaran adelante la liberación de la sociedad de sus males e injusticias. Así pues, la vía populista se cierra y la revolucionaria, la de la liberación y la victoria de las masas populares se abre si se dispone de una fuerte herramienta política que trabaje con seriedad y disciplina, unificando criterio y acción con una metodología clara, de base materialista, crítica, dialéctica y respaldada por la formación y el activismo de sus cuadros, bajo la evaluación y mejora permanente fruto de los procesos de crítica y autocrítica. El legado de Juan Bosch ya no es sólo caribeño o latinoamericano, sino que nos da a todos los pueblos, también en Europa, un torrente de conocimientos y cultura que con permiso del pueblo dominicano, haremos humildemente, respetuosamente, nuestro también.