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La cifra de estudiantes universitarios en América Latina y el Caribe creció casi al doble durante la última década, pero apenas la mitad logró graduarse a tiempo, señaló hoy un estudio del Banco Mundial (BM).

Según indicó el organismo en su página web, los hallazgos de la investigación fueron presentados en México bajo el título «Momento decisivo: La educación superior en América Latina y el Caribe».

Para asegurar la igualdad de oportunidades, la región debe mejorar la calidad de su educación y brindar a los estudiantes una mejor información respecto a programas, incentivos adecuados y opciones de financiamiento, así como generar nexos con el mercado de trabajo, opinó el vicepresidente del BM en el área, Jorge Familiar.

De 2000 a 2010, la proporción de jóvenes de 18 a 24 años de edad inscritos en la educación superior creció de 21 a 40 por ciento, pero el aumento siguió marcado por la desigualdad.

En promedio, el 50 por ciento más pobre de la población representó 16 por ciento de los alumnos de educación superior en el año 2000 y el 25 por ciento en 2013, ejemplificó el documento.

Alrededor de un cuarto de las instituciones de educación superior (IES) existentes hoy abrieron sus puertas en ese mismo período, lo cual elevó la cuota de mercado de las IES privadas de 43 a 50 por ciento entre comienzos de la década de 2000 y 2013.

De todas maneras, la región apenas posee una decena de las 500 mejores IES del mundo, un número solo superior al de África, indicó el BM.

«Hemos visto una gran expansión en el número de instituciones de educación superior y en la tasa de inscripción, especialmente entre alumnos de bajos recursos», observó la autora principal del informe, María Marta Ferreyra.

Sin embargo, los resultados están por debajo de su potencial, apenas la mitad de los estudiantes que ingresan a la educación superior obtiene su título entre los 25 y 29 años de edad, ya sea porque continúan estudiando o porque abandonaron los estudios, advirtió.

Algunas de las causas de la elevada tasa de abandono incluyen la falta de preparación académica, debida en parte a la enseñanza de baja calidad en la escuela secundaria, y a la falta de medios económicos entre alumnos de escasos recursos, sopesó el análisis.
También puede deberse a la larga duración de algunos de los programas, así como a la falta de flexibilidad para cambiar de carrera.

Al evaluar posibles soluciones, el BM recomendó eliminar obstáculos financieros al acceso a la educación superior a través de instrumentos como becas, becas de manutención y préstamos estudiantiles.

No obstante, la investigación concluyó que la formación de capital humano calificado no es suficiente por sí sola para elevar la productividad, el crecimiento y la equidad.

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