La República Dominicana figura hoy como centro del diálogo entre representantes del gobierno y la oposición en Venezuela tras el llamado efectuado el 12 de septiembre a las partes para dirimir sus discrepancias.
Tal convocatoria, realizada por el Ejecutivo dominicano, el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero y con el respaldo del secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, resultó el comienzo de un proceso aún sin concluir.
Durante estos meses, la marcha de los encuentros puede calificarse de difícil. Hubo un primer contacto el 13 de septiembre, momento en el cual gobierno y oposición decidieron verse las caras en otra fecha para dar continuidad a los puntos acordados ese día y escogieron el 27 de ese mismo mes.
Concluido esa reunión, el presidente dominicano, Danilo Medina, anunció la creación de una comisión de países amigos acompañantes, integrada de inicio por México, Chile, Bolivia y Nicaragua.
Medina consideró como buena esa primera comunicación.
Sin embargo, el primer traspiés ocurrió el 27 de septiembre cuando la oposición no se hizo presente y el dirigente socialista Jorge Rodríguez manifestó su inquietud de que presiones abortaran lo alcanzado en un proceso profundo de diálogo cercano un acuerdo de concertación.
Pese al tropiezo, los esfuerzos por llevar a feliz término las negociaciones continuaron y fue concertada una nueva cita para el 15 de noviembre, la cual parecía se llevaría a cabo sin contratiempos, pero no ocurrió de esa manera.
Una nueva ausencia de la oposición nubló el horizonte y, para justificar la inasistencia, alegaron que los representantes del gobierno venezolano no habían invitado a los cancilleres designados como testigos y partícipes del encuentro.
No obstante, un día después de la fecha prevista, las partes salvaron la situación al concretar un contacto preparatorio y ventilar aspectos metodológicos y técnicos. De ahí surgieron las nuevas citas del 1 y 2 de diciembre. En esas fechas lograron sentarse en la mesa de negociaciones y aparecieron las primeras luces al final del túnel.
Sin cortapisa Medina anunció significativos avances en las conversaciones dirigidas a la búsqueda de un acuerdo para solucionar pacíficamente los problemas del pueblo venezolano.
Al concluir las sesiones del 2 de diciembre, el jefe de Estado dominicano anunció que el 15 de diciembre todos volverían a este territorio con el objetivo de avanzar hacia el deseado acuerdo.
Pero, llegado el momento, no fue posible alcanzar la meta y todo quedó pendiente para el 2018, año en que se vaticina que el camino estará más despejado.
Los cancilleres participantes en esta última negociación señalaron las pláticas como serias, manifestaron que hubo avances parciales, pero relevantes, y manifestaron esperanza de que en enero se termine y selle el acuerdo.
Para el socialista Rodríguez, el evento fue constructivo y se avanzó mucho en los seis temas en discusión.
Nos sentimos felices, dijo y remarcó: «sean la palabra y el diálogo los que se impongan como método para dirimir los asuntos políticos y sociales en Venezuela, nunca más la violencia».
También el representante de la oposición Luis Florido reiteró el clima positivo y constructivo de la reunión, y planteó el avance en algunos temas, pero «falta hacerlo en otros y eso debe verse en otra reunión para tener un acuerdo cumplible, verificable y permanente».
El terreno quedó listo para el 11 y 12 de enero, fechas en las que, según los participantes, se hará una reunión de trabajo entre las partes y se dedicará al diálogo como tal.
Analistas esperan que para el próximo año se cumpla y se haga realidad el deseo del pueblo venezolano y la comunidad internacional de solucionar el conflicto en la nació sudamericana por la vía pacífica y a través del diálogo.
Según muchos comentaristas políticos, las crisis, aunque alarman y dañan, sirven para cancelar una época e inaugurar otra (PL).