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António Guterres lleva casi un año en el cargo de secretario general de Naciones Unidas y aunque desde el inicio del mandato dejó clara su intención de reformar la organización multilateral, todavía tiene un largo camino por delante.

El diplomático portugués llegó a la cabeza de la ONU en un proceso que muchos calificaron de inédito por todas las consultas previas. Pero esas elecciones aún son criticadas como una de las más antidemocráticas del mundo, pues solo unos pocos deciden quién será el diplomático de mayor rango en el planeta.

Según dijo a Prensa Latina el portavoz del secretario general, Stéphane Dujarric, este ha sido un año de duro trabajo en lo referido a las reformas y ahora esperan seguir contando con el apoyo de los países integrantes de la ONU para concretar las transformaciones futuras.

Si bien esta no resulta una tarea fácil, ya hay algunos avances en transformaciones como las administrativas, la ayuda al desarrollo sostenible, y en los temas de paz y seguridad, explicó el vocero.

Todo ello lleva una profunda y detallada ronda de consultas con los 193 Estados miembros, las cuales muchas veces son lideradas por el propio secretario general de la ONU, precisó Dujarric.

A inicios de diciembre, Guterres presentó varias propuestas de cambios internos en la organización, puntos que forman parte de la reforma promovida en su mandato.

Transformar el sistema de gestión y la estructura actual es un interés compartido, aseguró el máximo representante de la ONU al solicitar el apoyo de la quinta comisión, dedicada a los asuntos administrativos y presupuestarios.

Ahora hay tres prioridades estratégicas dentro de la reforma: el trabajo por la paz, el apoyo al desarrollo sostenible y la gestión interna. Para sustentar todos esos esfuerzos necesitamos un cambio administrativo radical, aseguró.

En ese sentido, el secretario general convocó a simplificar los procedimientos, descentralizar las decisiones, ofrecer una mayor transparencia, empoderar a los directivos y reorganizar algunas estructuras de gestión.

Además, propuso facilitar los procesos y procedimientos de recursos humanos con el fin de favorecer el despliegue y desarrollo del personal de la ONU.

De igual modo, el diplomático portugués intenta aumentar la frecuencia de los informes a los Estados miembros, así como optimizar el sistema de transacciones financieras.

Al tomar el juramento de mi cargo, dijo Guterres, prometí trabajar para hacer de la reforma una prioridad. El objetivo es simple y claro: posicionar a la ONU y servir mejor a las personas necesitadas.

También pretende hacer a las Naciones Unidas un organismo más eficiente, transparente y en sintonía con la época actual. Bajo esas premisas, coloca a la paz, el desarrollo sostenible y el respeto a los derechos humanos en el centro de sus prioridades.

Pero ¿cuánto ha podido avanzar el secretario general y a qué desafíos se enfrenta apenas al comienzo de sus cinco años de mandato?

Esbozos y desafíos de una reforma

La equidad de género, el sistema de desarrollo, la arquitectura de la paz, el combate contra el terrorismo y los abusos sexuales, la protección de quienes denuncian irregularidades y el manejo de la ONU sobresalen entre los asuntos de la reforma, según ha expresado el diplomático portugués.

El 15 de junio de este año se dieron los primeros pasos en ese sentido, cuando la Asamblea General adoptó una resolución para crear una nueva Oficina de Antiterrorismo.

Lo anterior se traduce en el apoyo del principal órgano deliberativo de la ONU -integrado en igualdad de condiciones por los 193 Estados miembros- a la primera reforma institucional promovida por Guterres.

Sin embargo, de forma contraproducente a esas aspiraciones de ofrecer mayor apoyo, en julio la ONU redujo en casi 600 millones de dólares su presupuesto dirigido a las operaciones de mantenimiento de la paz en medio de presiones de Estados Unidos.

Tras meses de negociaciones, la organización acordó en la comisión presupuestaria de la Asamblea General que durante 2018 esas actividades contarán con siete mil 300 millones de dólares, siete por ciento menos que los recursos destinados este año.

Estados Unidos aporta el 22 por ciento del presupuesto, el 28,5 de los recursos financieros a las operaciones de mantenimiento de paz y forma -junto a China, Rusia, Francia y Reino Unido- el selecto grupo de potencias con derecho al veto en el Consejo de Seguridad, el único que toma decisiones vinculantes.

El país norteño también decidió salirse del Acuerdo de París y de la Unesco, y desde su posición de miembro permanente del Consejo ha obstaculizado algunas resoluciones claves contra la opinión de la inmensa mayoría de la comunidad internacional.

La ONU no atraviesa precisamente por un momento fácil, sus misiones fundamentales -las del mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, las de protección de los derechos humanos y las dirigidas a potenciar el desarrollo sostenible- poseen menos recursos y enfrentan más dificultades.

Mientras tanto, desde organismos con un peso importante como el Consejo de Seguridad, las grandes potencias occidentales defienden sus intereses particulares a expensas del bien común.

Ante tal escenario, la mayoría de los países miembros de la ONU abogan por un cambio en esa estructura conformada por solo 15 naciones, pero la únicacuyas decisiones tienen carácter vinculante.

Hasta la fecha, Guterres se centra primero en cuestiones que podrían ser más viables como la de incrementar el trabajo de prevención de conflictos, aumentar la diversidad geográfica dentro de la ONU y lograr la paridad de género.

Recientemente, más mujeres han sido nombradas en altos cargos, aunque todavía prevalece una visión y presencia bastante occidentales dentro de las diversas agencias y organismos de Naciones Unidas.

El presidente de la Asamblea General, Miroslav Lajcak, también manifestó su conformidad con la reforma de Guterres y llamó a todos los integrantes de la ONU a apoyar los cambios referidos al sistema de desarrollo del organismo y a su gestión interna.

A su juicio, las posibles transformaciones en el Consejo de Seguridad acaparan ahora las más altas expectativas: «Hace falta mucho debate y diálogo, necesitamos encontrar convergencias».

Entre los logros, Lajcak destacó cómo la Asamblea General adoptó por consenso este año la resolución sobre la Arquitectura de la ONU para la Consolidación de la Paz.

Desde que asumió el cargo el 1 de enero de 2017, Guterres ha tenido que enfrentarse a una enorme burocracia interna, crecientes conflictos en África y Medio Oriente, escándalos de abusos por parte de las fuerzas de paz, grandes desastres naturales que dejan ver las consecuencias del cambio climático, alarmantes crisis humanitarias en países como Yemen y Myanmar…

La lista es larga y se engrosa cada día, mientras que los Objetivos de Desarrollo Sostenible aparecen más lejos en el horizonte de muchos Países, a medida que aumentan las inequidades.

El exprimer ministro de Portugal (1995-2002) y otrora alto comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (2005-2015) asegura que tiene conciencia del largo camino por recorrer y de las limitaciones que enfrentará.

Su ruta apenas comienza, algunas direcciones ya están trazadas, y otras, apenas son un esbozo: le esperan entonces muchos entuertos al diplomático portugués en el que es considerado «el trabajo más imposible del mundo». (Ibis Frade de Prensa Latina)

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