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El papa Francisco contrastó el objetivo de la integración latinoamericana con el capitalismo inhumano y dañino, y llamó a los obispos de la región a interesarse en la política frente al mal de la corrupción.

«Se estaba buscando un camino hacia la Patria Grande, y de golpe cruzamos hacia un capitalismo liberal inhumano que hace daño a la gente», aseveró el pontífice en un diálogo con los obispos peruanos, ante una pregunta sobre el papel de estos en el contexto social y político nacional.

Tras esa aparente alusión a la arremetida neoliberal de los últimos años, dijo que la política también atañe a los obispos latinoamericanos.

«No descuidemos eso, si caemos en manos de gente que solo entiende el lenguaje de la corrupción estamos fritos (…) el juego político es muy difícil», expresó.

«La política está enferma, muy enferma, en América Latina; hay excepciones pero, en general, está más enferma que sana», expresó ante la pregunta que incluyó el tema del polémico indulto al exgobernante Alberto Fujimori.

Sin referirse al cuestionado perdón, cuyo rechazo social es uno de los factores de la crisis, dijo que el clero debería actuar con honestidad y seguir luchando, sin descuidar la política y sin servir a intereses particulares.

Preguntó asimismo «¿Qué pasa en el Perú que, cuando uno deja de ser presidente, lo meten preso? (Ollanta) Humala está preso, (Alejandro) Toledo está preso (en realidad tiene una orden de prisión y vive impune en Estados Unidos), Fujimori estuvo preso hasta ahora, Alan García está que entro o no entro. ¿Qué pasa?».

Toledo es acusado de recibir una coima de 20 millones de dólares de la empresa brasileña Odebrecht y Humala y García son investigados por temas relacionados con esa compañía y casos similares se registran en otros países latinoamericanos.

«El caso Odebrecht es simplemente una anécdota chiquita, pero el quid pro quo no es una sana negociación política (…) te tapo esto y me tapas esto», agregó Francisco en alusión a denuncias de acuerdos de impunidad entre políticos tradicionales.

El centro de prensa católico Osevoz, al interpretar el aserto papal de que «la corrupción es evitable», señaló que «el pontífice reconoce que la realidad es la que manda, pero no es la última palabra, porque desde la perspectiva del evangelio ella también es superable, transformable, no es una fatalidad».

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