Hablan los hechos

Dos temas que se debaten públicamente, en lo que se manifiestan contradicciones entre compañeros dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), ha dado motivo para que desde la opinión pública se hable de la “descomposición interna que sufre el PLD” y que se carece de la capacidad de buscar remedio a la situación porque no se tiene la determinación de que los sustentadores de las posiciones encontradas no se “puedan sentar en la misma mesa”, por tanto, la capacidad de mediación dentro del PLD ha desaparecido.

En gran medida estas discusiones publicas refuerzan las percepciones que sobre el PLD y el gobierno tienen y difunden determinados medios de comunicación, es que el Partido se ha apartado de sus principios y que sus dirigentes, principalmente los que ocupan puestos en el Comité Central y el Comité Político, constituyen una élite con ciertos aires de engreimiento, falta de humildad y otras calificaciones y epítetos.

También son puntos usados por los adversarios al gobierno y al PLD para el ataque y corroer la fortaleza partidaria, que es como se entiende las proyecciones manipuladas de las diferencias de criterios, afirmando que “se temen brotes de violencia cuando se acerque el momento de la definición de los candidatos a cargos electivos nacionales y locales”.

Los puntos referidos son las contradicciones, por un lado entre el Alcalde de Santiago de los Caballeros, Abel Martínez y el Director General de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santiago, Silvio Durán y por el otro la del Ministro de Educación, Andrés Navarro y el Presidente de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP).

Sin bien se trata de contradicciones en instancias públicas, es decir del gobierno, y el Partido ha marcado distancia con los temas oficiales, lo cierto es que lo realizado por nuestros dirigentes, de una manera u otra, se asocia al PLD y por eso el faul (en el argot beisbolístico una pelota ubicada fuera de las líneas de primera y tercera base prolongadas hasta la valla) se le pega al Partido de la Liberación Dominicana.

Entre los titulares del cabildo de Santiago de los Caballeros y de CORAASAN ha habido ofensas e insultos, pese a ambos encabezar excelentes gestiones a favor de los munícipes. Santiago ha recuperado su esplendor en la gestión de Abel Martínez y la Corporación del Acueducto de Santiago ha contado con una gerencia excepcional, es por lo que no se entiende que estos connotados gestores y dirigentes políticos se estén desgastando en dimes y diretes, por situaciones que tienen soluciones a mano. El orgullo debe quedar aparte. Pesa más la tranquilidad de la ciudad y la buena imagen de la organización política que sustenta estos dos funcionarios, el Partido de la Liberación Dominicana.

En lo que respecta al encontronazo Ministerio de Educación- Asociación Dominicana de Profesores, enfrentados por la ordenanza 24-2017, que ha dispuesto la celebración de concursos para la selección de los directores regionales y distritales, mediante ternas, contrario a lo que sustenta la ADP que sostiene que los puestos administrativos-docentes deben ser escogidos mediante concursos.

Tanto el ministerio como el gremio de maestros y maestras basan sus argumentaciones en la Ley 66-97. La ADP invoca el artículo 139 y su Párrafo y el Ministerio los artículos 109 y 115, lo que deja dicho que se trata de una divergencia en la interpelación de una Ley. Tiene que necesariamente primar el sentido común para un entendimiento.

Cumplir con deberes y obligaciones de dirigentes

En el recién aprobado Reglamento de Disciplina y Ética, que recoge la resoluciones aprobadas en el VIII Congreso Ordinario Comandante Norge Botello en lo relativo al tema de “Ética y Disciplina”, que asegura el régimen disciplinario del PLD, se imputa como Falta Disciplinaria Grave “Difundir públicamente insultos, diatribas e imputaciones que puedan empañar el honor y la imagen personal de otro miembro del Partido, o el prestigio de la organización o de sus órganos u organismos de dirección” (Literal g. Art,6).

Al aprobar este Reglamento el Comité Central, como organismo dirección partidario busca asegurar el cumplimiento de los deberes y obligaciones asumidas por cada miembro de la organización consignados en sus Estatutos, Código de Ética y Declaración de Principios, asimismo garantizar el respeto a la autoridad de los órganos y organismos del Partido.

Se impone pues la cordura entre los compañeros involucrados en estos debates públicos y la necesidad de un ente de mediación, mientras tanto recordamos que el Partido cuenta con normas y reglas para dirimir estas contradicciones, y si es necesario, aplicar las sanciones correspondientes. El PLD tiene que jugar su rol solucionando inconvenientes de este tipo.

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