Nuevas y duras críticas recibe el gobierno peruano por su afán, en línea con Washington, de excluir al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, de la VIII Cumbre de las Américas, a realizarse aquí en abril próximo.
El analista internacional Alberto Adrianzén, el embajador de carrera Oswaldo de Rivero y hasta dos comentaristas de derecha, coincidieron en discrepar con el retiro de la invitación a Maduro a la cita, a la que anunció que vendrá de todas maneras porque tiene derecho a participar.
Adrianzén, ex parlamentario andino, coincidió con Rivero en que no es cierto que, como afirma la canciller, Cayetana Aljovín, Perú en tanto país sede define cuáles estados asisten, pues ello solo puede decidirlo el conjunto de naciones participantes, mediante el Grupo de Revisión de la Implementación de Cumbres (GRIC). Agrega que tal situación es tan evidente que ni siquiera los gobiernos del Grupo de Lima han compartido la decisión de Perú y solo han manifestado, por cortesía, que la respetan, lo cual no es lo mismo que apoyarla o compartirla.
En realidad, afirma, lo sucedido no es producto de un simple error diplomático sino de una decisión que tiene como principal objetivo convertir al Perú en el ‘peón de bregaâ€Ö (instrumento) de la estrategia norteamericana contra Venezuela en la Cumbre.
Además, añade, el gobierno pretende «utilizar al caso venezolano con claros fines de política interna», en un contexto en el que es posible la destitución del presidente Pedro Pablo Kuczynski por el parlamento, por indicios de corrupción.
Para Rivero, la crisis diplomática provocada demuestra la precariedad en que se encuentra el Ministerio de Relaciones Exteriores, que se encuentra al vaivén de la coyuntura política mezclando asuntos internos con la actividad internacional.
«Nunca he visto un nivel profesional tan bajo en la Cancillería, una lástima, no leen ni la Carta de la OEA y hacen cometer al Perú la madre de todos los esperpentos diplomáticos», agrega el embajador.
Advierte que la injusta «desinvitación» fortalece a Maduro diplomáticamente, quien tiene en sus manos la iniciativa y puede venir a la Cumbre, porque tiene la razón jurídica y nadie puede impedir su entrada.
Sobre declaraciones de la primera ministra, Mercedes Aráoz, de que se impedirá el ingreso del mandatario bolivariano, el embajador acota que «detener ilegalmente en el aeropuerto a un jefe de estado miembro de la Cumbre tendrá graves costos para el Perú».
Por su parte, el periodista radial Philip Butters, de posiciones conservadoras, comentó que el retiro de la invitación a Maduro es una maniobra que busca efectos internamente, lo que no ha tenido eficacia, el gobernante venezolano ha salido fortalecido internacionalmente y le va a ganar el lance a Kuczynski.
Otro comentarista, también conservador, Ángel Delgado, dijo que el retiro de la invitación a Maduro fue una torpeza que muestra la impericia del gobierno en el manejo de la Cancillería.
Calificó como «una barbaridad» la declaración de Aráoz favorable a impedir el aterrizaje del avión de Maduro, si él viniera pese al retiro de la invitación.