El ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva insistió en que se siente muy motivado para competir en las elecciones de octubre próximo y recalcó que «quiero regresar para arreglar este país».
Lula formuló las declaraciones durante un encuentro con integrantes de la cooperativa de producción de leche y sus derivados Cooperoeste, localizada en la región de San Miguel del Oeste, en el sureño estado de Santa Catarina.
Muchas cosas van a cambiar en este país, prometió el fundador del Partido de los Trabajadores (PT), quien lanzó duras críticas contra la burocracia, que muchas veces obstaculiza la materialización de proyectos gubernamentales.
El Presidente -dijo- es como la locomotora, que debe tirar hacia adelante; pero la democracia es la estación, que no cambia, no se mueve, ni tiene sentimientos.
Lula anticipó además que en lo adelante pretende realizar una campaña diferenciada y que oriente el voto, pues también será necesario renovar el Congreso. Quien esté con nosotros, enfatizó, «tiene que tener compromiso».
Adelantó además que, de conseguir el triunfo en las urnas, la reforma agraria va a tener que ser construida y habrá que hacer asimismo una reforma tributaria para exonerar del pago de impuestos por utilidades a quienes ganen hasta cinco salarios mínimos y cobrar a quienes más ganan.
Según denunció a través de las redes sociales el diputado federal Paulo Pimenta, del Partido de los Trabajadores (PT), nuevamente hoy grupos calificados de fascistas atacaron la caravana de Lula a su llegada a la región de San Miguel del Oeste.
El legislador petista criticó por otra parte la actitud pasiva de la policía, que se limitó a contemplar lo que ocurría y a reír.
«Podría haber ocurrido una tragedia. Piedras. Huevos. Palos», describió antes de catalogar de criminal lo que está sucediendo con las agresiones contra los participantes en la cuarta etapa del proyecto Lula por Brasil, que recorre desde el pasado día 19 tres estados del sur de Brasil.
Los ataques contra la caravana de Lula comenzaron en el estado de Río Grande do Sul, el primero de los visitados, y fueron oportunamente denunciados por la bancada del PT en la Cámara de Diputados, que los consideró «actos fascistas de la derecha agraria» de ese estado.
La violencia llegó a su extremo hoy (viernes 23) en Passo Fundo, donde la avenida de acceso a la ciudad fue bloqueada y ómnibus de pasajeros apedreados por la turba fascista, creyendo estar delante de la delegación del ex gobernante, acotó la declaración petista.
El texto concluyó denunciando la profundización de la ruptura de la democracia en Brasil, proceso compuesto por una serie de medidas de excepción adoptadas ante la omisión -y de la complicidad, en muchos casos- del Estado frente a la violencia política creciente contra la izquierda en general y el PT en particular.