El candidato presidencial de la coalición El pueblo feliz de nuevo, Fernando Haddad, advirtió hoy que hay mucho en juego en Brasil y prometió defender el pensamiento y la libertad de quienes le dieron su respaldo.
Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), pronunció un breve discurso en Sao Paulo poco después de conocerse oficialmente la victoria en las urnas del aspirante del Partido Social Liberal (PSL), Jair Bolsonaro, con más del 55 por ciento de los votos válidos.
El exalcalde paulista comenzó sus palabras agradeciendo a sus antepasados que le enseñaron el valor del coraje para poder defender la justicia. Enseguida reconoció a los partidos Comunista de Brasil (PCdoB) y Republicano del Orden Social (PROS), que integraron junto al PT la coalición El pueblo feliz de nuevo.
También agradeció a los otras fuerzas políticas que lo acompañaron en el segundo turno de las elecciones, en el cual consiguió más de 46 millones 130 mil votos (44,46 por ciento del total).
La última semana vimos en las calles de Brasil una fiesta de la democracia, sostuvo antes de subrayar que «vivimos un período ya largo en que las instituciones son colocadas a prueba en todo momento».
En ese sentido citó el proceso de impeachment que terminó con la casación del mandato de la presidenta constitucional Dilma Rousseff; la prisión injusta del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y, con posterioridad, la negativa del Tribunal Superior Electoral (TSE) a registrar su candidatura presidencial.
La democracia hay que respetarla, apuntó más adelante e insistió en que hará una oposición (al gobierno del presidente electo Jair Bolsonaro) colocando los intereses nacionales encima de todo y sin cejar en la defensa de los derechos civiles, sociales y laborales de todos los brasileños.
Haddad fue enfático al afirmar que «no vamos a dejar que Brasil retroceda» y exhortó a ejercer la ciudadanía, pues quizás ello resulte ahora necesario como nunca antes, dijo.
Con más del 98 por ciento de las urnas escrutadas, Bolsonaro consiguió más de 57 millones 160 mil votos, el 55,34 por ciento del total; mientras, Haddad alcanzó más de 46 millones 130 mil votos (44,46 por ciento).
Bolsonaro consiguió la mayoría de los sufragios en 16 Estados, en tanto Haddad fue superior en 11.
Jair Bolsonaro (PSL) es el nuevo presidente de Brasil por un 55,2% de votos, frente al 44,8% del izquierdista Fernando Haddad (PT). «Voy a gobernar al lado de la Constitución y por la unión del país», fue su primera declaración tras conocerse su victoria. Este ex capitán del ejército que se postulaba como el «candidato del cambio» se ha convertido en el primer presidente de extrema derecha desde la redemocratización del país.
El nuevo mandatario brasileño, conocido por sus declaraciones polémicas y su estilo autoritario, sigue la estela del norteamericano Donald Trump, y del italiano Matteo Salvini.
Los bocinas y los fuegos artificiales celebraban en la Avenida Paulista (Sao Paulo) la victoria del candidato del PSL. En Rio de Janeiro, feudo bolsonarista, las ramblas de Copacabana e Ipanema se llenaban de banderas verde-amarelas y de carteles con un mismo mensaje: «El presidente del cambio». En la plaza Roosevelt de Sao Paulo, centro de la bohemia paulistana, las caras eran de tristeza: «Me da mucho miedo lo que pueda pasar a partir de mañana», decía a este periódico Paulo Prestes, escenógrafo de 32 años.
El nuevo presidente de Brasil conocido por sus declaraciones homófobas y racistas, y por su estilo autoritario a la hora de hacer política, suscita pasiones y odios. El ex capitán del ejército tendrá que gobernar para una sociedad profundamente dividida entre los que lo consideran «una esperanza» para que Brasil vuelva a crecer, y confían en que consiga «limpiar» las instituciones de corrupción; y los que lo sufren como «una pesadilla», y temen un gobierno militarista que restrinja los derechos democráticos y profundice en las desigualdades sociales.
«Voy a gobernar al lado de la Constitución», fue la primera declaración del ultraderechista tras conocerse su victoria. De este modo el nuevo mandatario apostó por demostrar un talante democrático alejado de las amenazas militaristas e intolerantes habituales en sus discursos.
El bolsonarismo también ha ganado en algunos de los estados más importantes del país. Este domingo además de la elección presidencial, los brasileños tenían que elegir al gobernador de 14 estados. En Rio de Janeiro ganó el juez Wilson Witzel, un candidato hasta ahora desconocido que le arrebató el puesto al ex alcalde carioca, Fernando Paes, gracias al apoyo del ultraderechista. En Sao Paulo la victoria también se la llevó Joao Doria, quien se declaró bolsonarista desde comienzo de su campaña.
Jair Bolsonaro ha conseguido conquistar a poco más de la mitad del país presentándose como el candidato antipetista. El odio hacia el Partido de los Trabajadores, que se ha propagado como la peste en la sociedad brasileña, ha sido su principal baza electoral. Los escándalos desvelados en la operación Lava Jato sobre los desvíos millonarios de dinero de la estatal Petrobras a diversos políticos, estigmatizó al PT como el partido de la corrupción. El ex capitán del Ejército supo leer mejor que nadie el hartazgo y cansancio de los brasileños y declaró la guerra abierta a esta sigla -«He venido aquí para limpiar el país de petistas», ha dicho en varios discursos- y se proclamó como el candidato antiestablishment. «Los votos que ha recibido no son tanto a favor de su persona, sino más bien un voto de castigo para el PT», nos dice la socióloga, Esther Solano, que estudia el fenómeno Bolsonaro desde hace un año.
El profesor de Ciencias Políticas de la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo (PUC), Pedro Fassoni, asegura que la victoria de Bolsonaro supondrá un «retroceso para las libertades del país». Según el politólogo, si se atiende a las declaraciones del candidato del PSL se puede esperar «que se lleven a cabo persecuciones contra las minorías y que se reduzcan aún más los derechos laborales. Es el peor escenario para nuestro país», dijo al periódico El Mundo.