El globo terráqueo sigue girando durante la producción de bienes y servicios registrando al cierre del año 2018 un Producto Interno Bruto (PIB) superior a los 87,5 billones de dólares, proyectándose para el 2023 un valor que rondaría los 114 billones de dólares.
Estados Unidos seguiría situado en la cúspide mundial de los países más ricos aportando al PIB global unos 24,5 billones de dólares, seguido a pies juntillas por China con 24, 2 billones de dólares y la Unión Europea (UE) con 24,2 billones de dólares.
Las contradicciones comerciales entre importantes actores económicos mundiales (casos de Estados Unidos, China y la Unión Europea) se manifiestan a través de enfrentamientos arancelarios que inciden en el comportamiento de los mercados de materias primas, en especial del petróleo, unido a las alzas en las tasas de interés dispuestas por el Sistema de la Reserva Federal (FED), que viene siendo el banco central estadounidense, decisiones que están presionando sobre el desempeño de los mercados financieros globales.
A mediados de 2018 el Banco Mundial (BM) anunció que el crecimiento global de la economía era de un 3,1 por ciento, proyectándose para el período 2020-2021 una disminución en su ritmo productivo, comercial y financiero.
Se destaca también el proceso mundial de endeudamiento público. La deuda mundial total (sumando tanto el público como la privada) se situaba a mediados de 2018 en los 247 billones de dólares, cantidad que supera en más un 60 por ciento la registrada en las vísperas del estallido de la crisis financiera global conocida como la Gran Recesión (2008-2009).
Así lo expone el BM, en cuanto organismo crediticio multilateral: “El aumento en los niveles de endeudamiento vuelve a los países más vulnerables a la suba en las tasas de interés. Esto pone de relieve la importancia de volver a establecer mecanismos de amortiguación frente a las crisis financieras”.
Mientras, el crecimiento económico de la región latinoamericana y caribeña registrará un opaco 1,2 por ciento. Pero se puede observar a una República Dominicana creciendo a un ritmo superior al 6,3 por ciento del PIB, el cual expresa el valor medido en dinero de los bienes y servicios que produce un país durante un período determinado, generalmente un año, tal como quedó expuesto al inicio del presente trabajo.
Lo expuesto en el párrafo anterior es reseñado por la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL) en un documento evaluativo del comportamiento de las actividades productivas, comerciales y financieras de la región dado a conocer en días pasados por su secretaria ejecutiva Alicia Bárcena.
El documento cepalino se titula “Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2018” y merece ser objeto de análisis en lo que respecta a algunos enfoques concerniente al desempeño económico dominicano.
Así, en el citado texto se lee que el PIB del país caribeño crecerá sobre el 5,0 por ciento, mientras que las economías centroamericanas no superaría una tasa de crecimiento superior al 3,3 por ciento. Pero el Banco Central de la República Dominicana acaba de afirmar que el crecimiento del país alcanzará el 7 por ciento al cerrar el 2018, liderando de esa manera el incremento del PIB a nivel regional.
Téngase en cuenta que el país caribeño ha estado registrando en los últimos seis años tasas de crecimiento por encima del 6 por ciento anual apoyándose en la captación de inversión extranjera directa, incremento de los flujos turísticos, zonas francas y remesas de dominicanos residentes en el exterior.
Para el Fondo Monetario Internacional (FMI) la economía mundial se está desacelerando. Así lo expresa: “El globo se está desinflando, lo que eventualmente afectará a Estados Unidos”.
Los países centroamericanos y caribeños (dentro de los cuales se encuentra la República Dominicana) podrían ver reducir su aporte al crecimiento del PIB regional, aunque la puesta en práctica de oportunas políticas económicas internas podrían atenuar el impacto adverso de la desaceleración de las actividades productivas, comerciales y financieras dentro de la geografía económica norteamericana.