Un despacho de la Oficina Nacional de Meteorología, publicado en la sección Medio ambiente de Vanguardia del Pueblo, recordó que el pasado 30 de noviembre finalizó oficialmente la temporada ciclónica 2018 para el Atlántico Norte, Golfo de México y área del Caribe.
No significa eso que haya cesado el peligro que representa los fenómenos naturales, frecuentes en el Caribe desde junio a noviembre; recordamos del pasado reciente ondas tropicales y tormentas en pleno diciembre que hicieron bastante daño.
La temporada ciclónica del 2018 se despide con un balance inferior en impactos de fenómenos atmosféricos al de otros periodos; pero queda entre nosotros la preocupación por los lugares vulnerables que persisten, a pesar de los esfuerzos de las autoridades para proteger zonas en peligro.
En el país se ha avanzado en la planificación de las acciones de prevención y mitigación para desastres naturales, tecnificando y dotando de nuevas tecnologías y capacitación los organismos que forman parte del Centro de Operaciones de Emergencias.
De la presente gestión de gobierno citamos el Sistema Nacional de Atención a Emergencias y Seguridad, el llamado 9 1 1, en donde se concentran las atenciones a los eventos que requieren tratamiento inmediato y un COE que está estrenando oficinas y tecnologías de punta para un mayor control de las eventualidades.
Pese a esos avances, tenemos en los campos y sobre todo en las ciudades, asentamientos humanos en zonas bajas inundables, contiguas a riberas o en bordes de precipicios y hondonadas, que son altamente vulnerables a los desastres provenientes de la fuerza de los vientos o los efectos de las inundaciones.