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El santoral católico marca este domingo como el Día de Reyes, que es el día de la Epifanía del Señor.

Es el tradicional día para los regalos y juguetes a los niños, los que se entregan en la noche anterior.

Antes los niños colocaban yerba supuestamente para los camellos y cigarrillos para Los Magos, quienes venían desde el oriente a obsequiar regalos a niños y niñas.

Santa Claus, que es de origen anglosajón, ha superado esa centenaria tradición que aún se celebra con mucho entusiasmo en Europa (España) y en las Américas.

En la capital y otras ciudades dominicanas, en la noche del sábado salieron padres, madres, abuelos y tíos a comparar en tiendas especializadas el regalo que dejarían a sus hijos.

Las jugueterías de la capital, que se han diversificado, estuvieron repletas de compradores,al igual que la mañana del domingo.

Las tradicionales bicicletas y muñecas están siendo sustituidas ahora por tabletas y celulares con aplicaciones de juegos, que es lo que están solicitando los menores.

Nuevamente a prima noche del sábado volvieron a desfilar de los Reyes Magos, en la capital, montados en caballos, en lugar de camellos.

Los reportes de prensa dan cuenta de cientos de niños, jóvenes y adultos recorrieron las distintas calles de los sectores de San Carlos y la Zona Colonial, acompañando los Reyes dominicanos.

La banda de música de los bomberos le puso el ritmo al desfile que recorrió decenas de calles y culminó horas después en la explanada de los bomberos, donde se hizo una exhibición de fuegos artificiales.

El desfile inicio en el Cuerpo de Bomberos de la calle Palo Hincado con avenida Mella, los participantes subieron por la calle Emilio Prud’Homme hasta llegar a la avenida México. De ahí siguieron hasta llegar a la calle Duarte, para luego tomar la avenida Mella.

Otras calles recorridas por la caminata, denominada el desfile de los Reyes Magos, fueron la Arzobispo Meriño, el peatonal de El Conde y la Palo Hincado, entre otras.

Durante el recorrido, vecinos salieron de sus casas para en compañía de sus hijos unirse a la misma. Otros prefirieron observar desde los balcones de sus residencias la multitud que seguía a los Reyes en la ruta de la “estrella de Belén”.

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