El ser humano está apegado a las costumbres, esos descubrimientos que van enriqueciendo nuestra existencia y moldeándonos subrepticiamente. Los patrones de vida no son construcciones artificiales, es el aprendizaje que nos ayuda a aprehender la elusiva realidad y cuando dejamos esas vías sobrevienen los desastres en forma de problemas irresolubles, y de eso es lo que nos habla la película colombiana Pájaros de Verano.
Los pueblos originarios como es el caso de los Wayúu manejan unas sabidurías ancestrales que haríamos en escucharlos con atención pues ellos están conectados con el corazón de la naturaleza y el planeta. Cristina Gallego y Ciro Guerra se han involucrado con estas culturas guardando el debido respeto, cosa que se nota en el film.
Este tándem de realizadores que ya habían explorado estos temas en la exitosa « El Abrazo de la Serpiente » (2015), que les deparó una nominación al Oscar en el apartado de mejor película de habla no inglesa. Ciro Guerra ya tenía sobre sus espaldas « La Sombra del Caminante» (2004) y « Los Viajes del Viento » (2009).
Pájaros de Verano narra la historia real de una familia indígena Wayúu, liderada por Rapayet Abuchaibe y su suegra Úrsula Pushaina, que manejaban el tráfico de mariguana en La Guajira y que los enfrento, no solo con las autoridades sino también con su propio clan, que los acusaba de perder muchos de sus valores ancestrales.
Cristina Gallego y Ciro Guerra dirigen, el guion es de la autoría de María Camila Arias y Jaques Toulemonde. El cast lo componen Carmiña Martínez, José Acosta, José Vicente Cotes, Jhon Narváez, Juan Bautista y Greider Meza. Su duración es de 125 minutos.
Wayús, Alijunas y el Narco
Lo que vemos en la ceremonia de inicio con Zaida (Natalia Reyes) y sus sueños, la matrona Úrsula Pushaina (Carmiña Martínez), el Peregrino o Palabrero (José Vicente Cotes) y Rapayet Abuchaibe (José Acosta) es el prólogo del ascenso de esta familia, pero al mismo tiempo es el germen apenas visible de su caída.
El intercambio comercial entre los Wayúu y los Alijunas, es decir los no pertenecientes a la tribu, siempre ha existido en el marco de una coexistencia necesaria. Alijuna que originalmente significaba invasor, ahora no son peregrinos, extranjeros ni extraños, pero al mismo tiempo son una mezcla de todo eso.
Pájaros de Verano nos ilustra como fue el tráfico de droga en sus orígenes en esa región, en un triángulo compuesto por indígenas, alijunas y los compradores gringos, y de cómo el negocio fue creciendo transformando a todos los involucrados en poseedores de grandes riquezas, algunos más, algunos menos.
Gallego y Guerra erigen este filme de trasfondo etnográfico sobre los pilares de la observación minuciosa de las costumbres de estos habitantes originarios, de ahí su solidez narrativa y su visualidad minimalista. Todo lo que vemos, oímos o percibimos se circunscribe a las esencias de la historia que origina este guion sin desperdicios, flecos ni huecos dramáticos.
La sabiduría ancestral que funcionaba como pegamento y regulaba toda la vida de la tribu voló por los aires, no solamente por obra y gracia de Rapayet, el poco respeto por esas costumbres de parte del socio alijuna Moisés y como colofón los desmanes de Leónidas (Greider Meza) dentro del colectivo Wayúu que no pudo ser controlado por Rapayet ni por Úrsula.
La actuación de Carmiña Martínez como Úrsula es de una solidez expresiva sobresaliente y la presencia de su personaje permea toda la película. En el caso de José Vicente Cotes que encarnó al Peregrino o Palabrero agrego mucho realismo a su papel además de Jhon Narváez como Moisés, quien se desborda y se transmuta en ese tipo pícaro, bohemio y cumbanchero.
La música que aporta Leonardo Heiblum se integra en la piel de la película, así como todos los temas que oímos del universo indígena y alijuna, que se maridan perfectamente con el discurso estético. La integración de estas melodías al corpus fílmico es una poderosa herramienta expresiva.
Despues del fin, el fin
Los atributos de esta película la convirtieron en un protagonista destacado en los premios Fénix, que reconocen lo mejor del cine y la televisión iberoamericana, en donde se alzó con tres renglones : Largometraje de ficción, de actuación femenina y el de música original. Los premios Oscar la tienen incluida en su lista corta de candidatas como mejor película extranjera.
La historia que narra Pájaros de Verano es acerca de la desintegración de un clan familiar dentro de los Wayúu y que tiene su epicentro en el abandono de las tradiciones ancestrales de los pueblos originarios. Cristina Gallego y Ciro Guerra logran acercarse a las esencias cinematográficas y étnicas entregándonos un relato de gran solidez narrativa.