Opinión

El 15 de enero de 1919, la culata del rifle de un soldado de las tropas de los Freikorps* destrozo el cráneo de Rosa Luxemburgo, genio revolucionario, luchadora y pensadora. Ella era la personificación de la militante política, consciente de la importancia de poner fin a la Primera Guerra Mundial a través de la destrucción del imperialismo y militarismo alemán.

La traición del Partido Socialdemócrata Alemán a la resolución de la Segunda Internacional que reclamaba hacer “guerra a la guerra” para impedir la Primera Guerra Mundial, y los posteriores acontecimientos, demostraron que el PSA, lejos de servir a los intereses de los trabajadores se transformó en un apéndice de la monarquía y de la clase capitalista alemana.

Ebert, Scheidemann, Noske y Kautsky, sus principales dirigentes, fueron los autores intelectuales del asesinato de Rosa Luxemburgo. En este artículo, pretendemos ofrecer, un bosquejo de la vida y obra de la gran revolucionaria alemana al cumplirse el 15 de enero recién pasado, cien años del doble crimen contra los líderes socialistas Rosa Luxemburgo y Karl Liebneckt así como esbozar la importancia histórica de la revolución alemana de 1918-1919.

Rosa Luxemburgo nació en el pequeño pueblo de Zamosc, Reino de Polonia, el 5 de marzo de 1871. Desde su juventud fue miembro activo del movimiento socialista, uniéndose a Proletari, un partido de izquierda fundado en 1882, 21 años antes de la fundación del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, el partido que encabezaría la primera revolución socialista en el mundo.

El “Águila”, como fue bautizada tiernamente por Lenin, fue la mujer y teórica marxista más importante del periodo revolucionario entre 1880 y 1918. Su padre fue Elías Luxemburg, comerciante de maderas judío y su madre Line Lowenstein. Rosa tuvo cuatro hermanos mayores que ella. Durante toda su vida sufrió de un defecto físico que le hacía caminar con dificultad.

Una característica interesante del movimiento revolucionario polaco de la época era que había superado el populismo, (sinónimo de terrorismo individual) corriente que carcomía entonces al naciente movimiento obrero ruso. En aquellos tiempos, Proletari era capaz de movilizar al creciente proletariado industrial polaco.

Con apenas 22 años, Rosa Luxemburgo funda en 1893 el periódico La Causa de los Trabajadores, Sprawa Rabotnicza, junto a Leo Jogiches y Julián Marchlewski desde donde se criticaban las posiciones nacionalistas del Partido Socialista de Polonia.

Durante toda su vida, Rosa Luxemburgo sostendría que una Polonia independiente dependería de las revoluciones socialistas en Alemania, Austria y Rusia. Para ella, la lucha social frente a los desmanes del capitalismo era lo esencial. La creación de un estado polaco independiente era secundario. Esta opinión fue refutada por Lenin en su ensayo titulado El derecho de las naciones a la autodeterminación.

Para 1886, Proletari fue prácticamente decapitado por la ejecución de cuatro de sus líderes, el encarcelamiento de otros 23 a largas cadenas de trabajo forzado y la desaparición de otros 200. Solo sobrevivieron círculos pequeños que fueron salvados de la tragedia, y fue en uno de estos que Rosa Luxemburgo inicio su entrenamiento revolucionario. Contaba apenas con 16 años.

En 1889, la policía dio con ella y tuvo que dejar Polonia Sus camaradas pensaron que podría hacer un trabajo más útil fuera que en la prisión. Se trasladó a Zurich, el centro más importante de la migración rusa y polaca. Allí entro en la universidad donde estudio ciencias naturales, matemáticas y economía. Tomo parte activa en el movimiento obrero local y en la intensa vida intelectual de los emigrantes revolucionarios.

Dos años más tarde, Rosa Luxemburgo era reconocida como una líder teórica del partido socialista revolucionario de Polonia. Se convirtió en la principal periodista del periódico del partido, Sprawa Rabotnicza. En el 1894 el nombre del partido devino Partido Socialdemócrata del Reino de Polonia, poco después el nombre de Lituania se añadió al título.

Intelectualmente Rosa creció a saltos. Fue atraída irresistiblemente al centro del movimiento internacional de los trabajadores, Alemania. Comenzó a escribir y a destacarse en el seno del Partido Socialdemócrata Alemán como una de las principales redactoras de la más importante revista teórica marxista de su tiempo Die Neue Zeit (Los Nuevos Tiempos). En esa revista reinaba Karl Kautsky cuyo tremendo prestigio (se le conocía como el “Papa del Marxismo”) no impidió que ella expresara sus convicciones agudamente criticas al revisionismo de Bernstein al interior del PSA.

Rosa Luxemburgo se adentró en las entrañas del movimiento obrero de Alemania. Se convirtió en redactora de numerosos periódicos socialistas- en algunos casos como su editora-. Era una oradora pasional, y en esa condición, participo en numerosas manifestaciones, discutiendo y clarificando con entusiasmo las tareas del movimiento obrero y socialista de Alemania.

Una característica fundamental de su estilo periodístico y oratorio era su profundo cuestionamiento del capitalismo alemán así como las tendencias autoritarias de la monarquía prusiana. Su lema era “dudarlo todo”, lo que hacía evidente en sus discursos, artículos y obras destinadas al debate teórico de las ideas socialistas. Apelaba a la razón en vez de la emoción. A su vez, esto permitía que sus lectores sintieran que los trabajos de Rosa Luxemburgo le abrían un horizonte desconocido para ellos.

Es importante destacar que el movimiento obrero y socialista de Alemania de la época estaba dividido en dos corrientes principales: la reformista y la revolucionaria. Alemania disfrutaba de una continua prosperidad desde la crisis económica de 1873. El nivel de vida de los trabajadores se había elevado y a su vez por doquier se organizaban sindicatos y cooperativas.

En el marco de este escenario, la combinación de la burocracia de los sindicatos unido a una creciente representación parlamentaria del Partido Socialdemócrata Alemán crearon las bases materiales para que ese partido evolucionaría en la dirección reformista y adaptara con entusiasmo la idea de que era posible llegar al socialismo por la vía del gradualismo y sin destruir el aparato del Estado. El principal portavoz de esta corriente seria Eduard Bernstein. (continuara)

*Freikorps: grupo de militares derechistas desmovilizados que fueron reclutados por el Partido Social Demócrata Alemán y la monarquía alemana para reprimir y asesinar a los dirigentes obreros radicales y a los miembros del Grupo Espartaco (el ala izquierda de la socialdemocracia alemana)

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