Como hemos estado hablando en las últimas semanas, observamos la participación de la comunidad en la escuela, como una interacción de las personas ejerciendo ciudadanía a través de los mecanismos que ofrece el Estado, principalmente a los padres o tutores, a los vecinos de mayor cercanía al centro escolar, a los empresarios y a la comunidad.
Estos actores participantes como ecosistema escolar, poseen intereses diversos, así como actitudes y comportamientos disimiles. Esa asimetría le inyecta un carácter muy rico, que le convierte en dinámico al transitar los procesos de construcción social, auto convirtiéndose en capital social, en la medida que cualifican su comportamiento. Ese proceso también va transformado a las personas y entidades hasta llegar a la distribución de bienes públicos, a través del compromiso y la responsabilidad que se van asumiendo en forma paulatina.
En ese tránsito, la calidad educativa se asocia al conflicto en el ámbito de la escuela y al parecer, el éxito de la escuela está relacionado con los niveles de relación eficaz entre la escuela y la familia de los alumnos, asumiendo la eficacia con el desarrollo de la horizontalidad entre los dos actores. En esta etapa es preciso que las relaciones enfatizadas en la jerarquía y el conocimiento, sean eliminadas.
Es innegable que en la última generación se evidencias importantes esfuerzos del MINERD en aras de la creación de relaciones y niveles de comunicación más transparentes y cualificados entre los actores que protagonizan la sociedad y las escuelas, los distritos y las regionales. Por otro lado, se pueden encontrar evidencias tangibles de relaciones de poca calidad, en donde existe un intercambio inadecuado e insuficiente y muchas veces traumáticos, generando impactos negativos en los procesos de diseño, gestión y ejecución de las políticas establecidas por el Estado como prioridad.
Se han realizado grandes esfuerzos para buscar mejora en lo que respecta a la calidad de los procesos educativos en los niveles de la educación básica. Se ha procurado construir conocimientos y desarrollar competencias que les conviertan en seres competitivos, que puedan participar con éxito en la vida social y pública, sean capaces de convivir con los demás, convirtiéndose en agentes del mejoramiento de la calidad de vida de su propio entorno.
Es una tendencia que nace desde el reconocimiento que se tiene sobre el carácter universal de la educación primaria, el que tiene como objeto básico, la garantía de que todos los estudiantes adquieran y desarrollen las competencias necesarias para funcionar en el conglomerado social en igualdad de condiciones y así puedan seguir el procesos de aprendizaje durante toda la vida. Esta tendencia nace de la necesidad de establecer las fortalezas y debilidades del sistema educativo a nivel del distrito escolar, teniendo su génesis en el interés de desarrollar competencias.
El sistema ha diseñado una serie de organismos al interior y en el exterior del organigrama central del MINERD, es decir, con una administración plenamente dependiente de la jerarquía administrativa, técnica y docente del Ministerio, semiautónomas e inclusive autónomas, dentro del orden estructural y organizacional. Dentro de estas instituciones se encuentra una que viene desarrollando un sistema de evaluación, a partir del cual se podrán tomar decisiones y puntualizar acciones que vengan a fomentar la calidad de la educación primaria en la nación. El Sistema Educativo en sentido general, a través del Instituto Dominicano de Evaluación de la Calidad Educativa, mejor conocido como el -IDEICE- estudia todo lo concerniente a la educación y su calidad, analizando competencias y desempeños en las diversas áreas, enfatizando en la gestión del aula para los aprendizajes de la lengua española, las matemáticas, las ciencias y otras variables que se asocian al éxito de la escuela, como la participación comunitaria, los modales, valores e inclusive la sensibilidad social.