A nosotros nos preocupa el fenómeno de la participación y en ese sentido nos planteamos algunas interrogantes, las que creemos importantes para dirimir la situación conflictiva de la participación de la comunidad en las escuelas. Las preguntas son: ¿La planeación y los procesos interactivos que ocurren en el interior de los centros escolares son realmente participativas? ¿Existe interacción entre los centros escolares y el distrito escolar al momento de planificar las acciones anuales? ¿Es necesaria una planeación participativa, para desarrollar relaciones propicias, entre la comunidad y el centro escolar; el distrito y sus centros escolares y la dirección regional con sus respectivos distritos?
Para poder responder estas interrogantes, debemos comprender cómo han sido las relaciones entre estas estructuras del sistema educativo y analizarlas durante un tiempo que nos permita observar algunos centros escolares. En ese menester, tendríamos que preguntarnos acerca de ¿cuáles serían las especificidades a describir, comparar y analizar en el desarrollo de las situaciones dadas en las interacciones? Es obvio, que deberíamos escudriñar los contenidos que revelarían las informaciones sobre el desarrollo de los procesos de participación, pero también deberíamos indagar acerca de los espacios, los medios y las formas de esos procesos participativos. De igual modo, sería muy saludable reflexionar sobre niveles de confianza y credibilidad entre los actores participantes.
¿Cómo conceptualizamos el fenómeno que estamos describiendo en el planteamiento anterior?
Entendemos la participación como un fenómeno esencial, a través del cual los individuos construyen relaciones entre sí, estableciéndose mediante un proceso-situación, la necesaria influencia social que es recibida por los seres humanos relacionados. Este proceso forma parte de la ruta por la cual nos comunicamos socialmente de una forma concreta, el uso de las habilidades de interacción ocasiona una mayor capacidad de adaptación social, donde existen individuos y grupos de intereses disimiles, los que requieren ser comunicados y a su vez ellos comunican asuntos específicos que pueden ser objeto de malos entendidos que ocasionan conflictos no deseados y que pueden ser evitados.
La participación es interacción entre grupos o entre personas que desarrollan o viven procesos de construcción de bienes colectivos, es decir, instituciones, principios, valores, y propósitos construidos por las personas, como ciudadanos en el marco de una sociedad democrática, incluyente y transparente en sus acciones económicas, política, social y cultural.
Al colocarla en un espacio restringido, la podemos entender como relación de la ciudadanía con el Estado y del éste con los ciudadanos. Esta forma de interacción se desarrolla en los procesos situaciones para definir y aplicar políticas públicas puntuales, que sean efectivas y por lo tanto exitosas para ambos sectores interactuantes. Esta relación entre ciudadanía y Estado, revela necesidades, intereses y preferencias de ambos actuantes por obtener resultados óptimos. Esto significa, que las personas buscan atención adecuada, oportuna y competente a lo que están demandando y el Estado busca legitimar su accionar con eficacia. En ese sentido, se promueven modificaciones en la calidad y distribución de los bienes y de los servicios que el gobierno como representante legítimo de lo estatal, le brinda a la ciudadanía a través de las instituciones.
En el caso que nos ocupa, se trata de la escuela, esencialmente la que sirve sus servicios como política pública del gobierno. En este proceso cualitativo, la participación trabaja un cambio de actitud en la ciudadanía, pero también en los administradores públicos como representantes del Estado, asumiéndose como actores responsables en defensa de sus intereses. La participación se presenta cuando alguien con otros intereses propone opciones diferentes o no pensadas por el Estado, ya sea en procesos de planeación y gestión o de protección de derechos y bienes colectivos.