Creciente presión sobre Abdelaziz Bouteflika para que renuncie, reacciones contrapuestas a un discurso de la cúpula militar y el arresto de un empresario exaliado del presidente, alimentan un ambiente de suspense político en Argelia.
Después de una madrugada en la que decenas de jóvenes se concentraron por varias horas en el centro de Argel, las calles muestran aparente normalidad, aunque con incesantes rumores sobre supuestas divergencias entre los militares y acerca de las circunstancias en que fue detenido Alí Haddad.
Haddad, un hombre de negocios argelino que presidió el poderoso Foro de Jefes de Empresarios hasta que el jueves renunció al cargo, fue arrestado la pasada madrugada por efectivos de la policía cuando pretendía cruzar hacia Túnez por el puesto fronterizo de Oum Tboul.
Fuentes de seguridad citadas por distintos periódicos nacionales precisaron que Haddad, a quien se consideraba una figura muy vinculada a Bouteflika, permanece bajo custodia de los guardias fronterizos en el mismo puesto limítrofe, pero no trascendieron las razones del arresto.
En una carta dirigida a integrantes de la patronal que encabezaba alegó que abandonó el cargo por voluntad propia, pero círculos locales lo interpretaron como una abierta identificación con los principios de los miles de argelinos que reclaman en la calle un cambio radical del sistema.
Argelia vive un ambiente de convulsión política desde que el 22 de febrero Bouteflika anunció su intención de postularse para un quinto mandato consecutivo, una decisión que declinó presionado por las protestas callejeras, aunque no satisfizo a muchos sectores de la sociedad.
Si bien renunció a la posibilidad de ser reelecto, en la calle le reprochan aplazar los comicios previstos para el 18 de abril sin poner límite a su actual cuarto mandato, al sugerir un período de transición que incluye una conferencia nacional y la aprobación de una nueva Constitución.
Paralelo a las exigencias de los manifestantes, unos 150 integrantes del comité central del Frente de Liberación Nacional (FLN), el partido de gobierno que lidera Bouteflika, pidieron formalmente ayer la dimisión del mandatario y anunciaron una próxima reunión para elegir a su dirigencia.
Ese sector del FLN rechazó elegir a Mouad Bouchareb (ahora en el cargo de forma interina) como su secretario general y señaló que ese puesto estará vacante hasta tanto una nueva directiva sea elegida en sesión extraordinaria aún por definir.
A pesar de que varias consignas de los inconformes en las calles expresan repudio a la gestión del FLN, en el gobierno desde la independencia en 1962, los miembros del comité central ratificaron que «están con el hirak (vocablo que define movimiento) popular desde el comienzo de las manifestaciones».
En opinión de Rachid Assas, el polémico artículo 102 de la Constitución argelina invocado por el jefe del Estado Mayor del Ejército, general Ahmed Gaid Salah, para inhabilitar a Bouteflika es «un principio de la solución» porque para él «ninguna voz debe elevarse por encima de la del pueblo».
Ahmed Boumehdi, otro miembro del comité central de la misma agrupación, reiteró que exigen «la dimisión del presidente de la República, pues ya que no tiene la intención de ser candidato es mejor para él salir por la puerta grande. Es mejor para el presidente y para el país», puntualizó.
Anoche, Gaid Salah, también viceministro de la Defensa Nacional, propuso activar los artículos siete, ocho y 102 de la Carta Magna para solucionar la crisis, y garantizar una transición ordenada que respete la voluntad popular y garantice la estabilidad del país, pero muchos no quedaron convencidos.
Por su lado, el secretario general de la Alianza Nacional Republicana, Belkacem Sahli, abogó el sábado por la apertura de un diálogo nacional que lleve a la formación de un «gobierno de unidad nacional dirigido por una personalidad independiente y de consenso».
Sahli indicó que su partido cree «imperativo abrir un diálogo nacional global e inclusivo que reúna a las diferentes formaciones políticas (gobierno y oposición), a representantes de la sociedad civil y el hirak (movimiento popular) con vistas a tomar las medidas necesarias en la coyuntura actual».