Hablan los hechos

Por Ernesto Hernández Lacher

El cierre de la investigación sobre la muerte del primer ministro de Suecia Olof Palme, el 10 de junio, dejó inconcluso un proceso que la historia reconoce como uno de los capítulos más sombríos de la vida política en ese país europeo.

Cuando en 1986 el gobernante fue ultimado a balazos en una céntrica calle de Estocolmo, la capital, Suecia perdió la inocencia, sentenciaron algunos medios de prensa de la época tras conocerse la noticia de su muerte.

Treinta y cuatro años después, la Fiscalía de esa nación archivó el proceso y Krister Petersson, a cargo de la investigación desde 2016, argumentó que las pesquisas llegaron tan lejos como fue posible.

Sus palabras aludieron a una indagación durante la cual decenas de miles de personas fueron procesadas y 134 confesaron el crimen.

Las sospechas recayeron en Stig Engstrom, entonces publicista, conocido por su oposición feroz a las políticas de Palme y fallecido en el 2000 a los 66 años.

Su expediente policial incluía sanciones por robo y consumo de drogas, y la vinculación directa con los hechos está respaldada por el testimonio de la esposa de Palme, quien presenció el asesinato, según otros testigos.

Varios testimoniantes ubicaron a Engstrom en el lugar del crimen y describieron cómo iba vestido, por lo que el acusado fue condenado y encarcelado, pero más tarde puesto en libertad por falta de pruebas, según las autoridades policiales.

Ahora Petersson anuncia al mundo en conferencia de prensa virtual el cierre del proceso bajo el argumento de que el principal encartado está muerto y la Fiscalía no puede hacer ya nada para demostrar su culpabilidad.

‘Como la persona falleció, no puedo presentar cargos en su contra y he decidido suspender la investigación. En mi opinión, Stig Engstrom es el principal sospechoso’, argumentó el portavoz del Ministerio Público ante la prensa.

Por su parte Hans Melander, inspector jefe de la investigación, calificó el concluido proceso como la investigación criminal más grande de Suecia.

Marten, uno de los hijos de Palme, quien estaba junto a su padre en el momento de la muerte, considera a Engstrom culpable del atentado, según declaró a una estación de radio de Suecia.

No obstante, se manifestó favorable a cerrar las indagaciones.

OTROS ENCARTADOS Y TEORÍAS SOBRE EL MAGNICIDIO

Según las leyes del país el homicidio del primer ministro prescribió en 2011 tras 25 años desde su comisión, pero en 2010 la Asamblea Legislativa de Suecia (Parlamento) decidió suprimir la prescripción de los delitos muy graves, entre ellos el asesinato.

Un delincuente y drogadicto fue condenado por el crimen en julio de 1989 tras ser identificado por la viuda de Palme, pero resultó liberado pocos meses después y falleció en 2004.

El fiscal Petersson desestimó la posibilidad de un complot o una teoría conspirativa aunque debido a la postura internacional del jefe de Gobierno, el número de posibles autores era elevado.

Las sospechas recayeron también en varias instituciones: desde los servicios secretos sudafricanos hasta el Partido de los Trabajadores del Kurdistán, según el inspector Hans Melander, quien también desestimó la posibilidad de una componenda.

Los agentes a cargo del proceso nunca encontraron el arma, según fuentes de seguridad que afirman además que los archivos del caso ocupan 250 metros en las instalaciones para almacenar documentos policiales.

Autoridades policiales y fiscales estimaron en 90 mil las personas incluidas en la investigación preliminar, de las cuales 40 mil fueron identificadas.

Durante las pesquisas más de 10 mil sospechosos se sometieron a entrevistas y cuatro mil vehículos resultaron pesquisados.

Dos ministros del gabinete, el jefe de la fuerza de Policía Nacional y el responsable de la Agencia de Inteligencia de la Policía Nacional renunciaron a su cargo bajo presión a medida que avanzaba la investigación.

El escritor sueco Gunnar Wall, autor de dos libros sobre el asesinato de Olof Palme, citó en uno de sus textos a la multimillonaria británica Eva Rausing, fallecida a los 48 años en su residencia tras declarar que poseía información sobre el magnicidio.

Un portavoz de Scotland Yard confirmó las afirmaciones de Rausing al reconocer que la Policía Metropolitana de Londres tenía en su poder documentos sobre el tema que fueron enviados a las autoridades de Suecia.

Dichos escritos inculpan a un empresario que temía que el político constituyese una amenaza para sus negocios. Palme tenía algunos rivales muy duros en el mundo de los negocios, afirma Gunnar en sus textos.

Así sucedieron innumerables teorías y acusaciones durante los 34 años que duró la investigación, ahora archivada.

El extinto gobernante fue un gran orador; en su discurso criticó la guerra de Estados Unidos en Vietnam y apoyó a los gobiernos de Cuba y Nicaragua en su lucha en favor de los pobres y por instaurar regímenes progresistas.

Para algunos historiadores Palme es una figura cimera dentro del entorno político progresista en Europa. Su accionar y discurso marcaron una época y su asesinato provocó una gran conmoción política en el llamado viejo continente.

De Prensa Latina

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