Hablan los hechos

Por Ana Laura Arbesú

Para la comunidad científica quedan aún lagunas en el entendimiento de la Covid-19, sin embargo, están claros en dos aspectos sobre su control: la desescalada debe ser gradual y eficaz el comportamiento individual.

Así lo explican investigadores en un artículo publicado en Nature Human Behavior, en el que subrayan además que en países donde aún no se han alcanzado el pico de casos activos los confinamientos se deben mantener durante al menos 60 días y el desconfinamiento debe ser escalonado para disminuir el riesgo de segundas olas, sobre todo cuando la Organización Mundial de la Salud alerta que las cifras de contagiados sobrepasa en estos días los 10,5 millones en todo el mundo.

“Evaluar el riesgo es difícil, dada la falta de información fiable sobre el número real de personas infectadas o el grado de inmunidad desarrollado entre la población”, explica Xavier Rodó, jefe del programa de Clima y Salud de IS Global de Barcelona, que encabezó la investigación.

En este estudio, el equipo presenta proyecciones basadas en un modelo que identifica siete grupos: susceptibles, en cuarentena, expuestos, infecciosos no detectados, infecciosos reportados, recuperados y fallecidos.

“Nuestro modelo es diferente porque considera el retorno de las personas confinadas a la población susceptible para estimar el efecto del desconfinamiento”, explica.

En opinión de los expertos, mantener el distanciamiento social, el uso de mascarillas y la higiene de manos son acciones significativas en la prevención de una gran segunda ola de la Covid-19.

La investigación revela claramente que las estrategias de desconfinamiento gradual siempre resultan en un menor número de casos activos y muertes, en comparación con procesos muy rápidos.

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