Por Martha Andrés Román *
La brutalidad policial sigue en el centro de la mirada pública en Estados Unidos, donde la difusión de detalles sobre la muerte del afronorteamericano Daniel Prude genera nuevas muestras de indignación.
El hombre de 41 años y residente en Chicago, Illinois, estaba de visita en casa de su hermano Joe Prude en Rochester, Nueva York, en marzo pasado, cuando este último llamó a la policía para pedir ayuda porque Daniel había abandonado su vivienda y padecía problemas graves de salud mental.
Los oficiales lo detuvieron durante la madrugada del 23 de marzo en una calle mientras se encontraba desarmado y desnudo, lo esposaron y lo colocaron boca abajo en el asfalto mojado, según imágenes captadas por la cámara corporal de un agente y obtenidas recientemente por la familia de la víctima.
Prude les dijo a los miembros de las fuerzas del orden que padecía de la Covid-19, lo que llevó a que le pusieran una capucha utilizada en Estados Unidos para evitar que los sospechosos escupan o muerdan.
Quienes critican el uso de esas piezas sostienen que son humillantes, pueden causar pánico a los detenidos y hacen más difícil determinar si una persona puede respirar o no.
Después de que le colocaran la capucha, Prude quedó flácido y pareció dejar de respirar, según las imágenes y los comentarios de la policía y los paramédicos en el lugar, a raíz de lo cual fue hospitalizado con soporte vital y murió siete días después.
Al revelar el contenido del video el 2 de septiembre, los familiares de la víctima manifestaron que es evidente el uso excesivo de la fuerza por parte de los agentes para controlarlo.
El hecho provocó protestas contra la brutalidad policial en Rochester y en la ciudad de Nueva York, y se anunció la decisión de suspender a los siete oficiales involucrados en el caso.
Este deceso tuvo lugar dos meses antes del fallecimiento del también afronorteamericano George Floyd, quien perdió la vida a finales de mayo pasado en Minneapolis, Minnesota, cuando un policía blanco se arrodilló varios minutos sobre su cuello mientras él decía que no podía respirar
.La muerte de Floyd generó una gran ola de protestas multitudinarias contra el racismo sistémico en la sociedad estadounidense, las cuales se revivieron la semana pasada en Kenosha, Wisconsin, luego de que un agente le disparara siete veces por la espalda al hombre negro Jacob Blake, quien quedó parcialmente paralizado.
El abogado de la familia de Prude explicó que el caso no se hizo público antes porque pasaron meses antes de que pudieran acceder a las imágenes de la policía.
* De Prensa Latina