Hablan los hechos

Ante la intensificación de la pandemia se requiere rectificar con medidas efectivas

Enormes hileras de vehículos en franco entaponamiento se registraron antes del mediodía del primer domingo del 2021 en la carretera del Sur que comunica con Santo Domingo.

Imágenes aéreas y desde celulares mostraron los vehículos varados sin poder avanzar, lo que ha sido objeto de burlas de los ciudadanos que se desmontaron de sus vehículos a bailar en el paseo de la carretera mientras se disipaba el tapón o quizás para celebrar una festividad frustrada por las restricciones repentinas de las autoridades.

En la ciudad capital los supermercados el día domingo se vieron congestionados de clientes en procura de lo que hacía falta en el hogar luego de tres días de limitaciones por las disposiciones gubernamentales.

Algunos productos escasearon por el cierre de los pequeños negocios como panaderías y pastelerías, mientras los comercios de expendio de comidas prefirieron cerrar porque no les era factible abrir a las ocho de la mañana para cerrar a las once, en razón del inconveniente que les traería a sus trabajadores y las limitaciones de la clientela.

Ante la improvisación de medidas restrictivas, cambiantes de la noche a la mañana, y en una marcada contradicción entre funcionarios, la población desafió el proclamado toque de queda para celebrar la llegada de un año nuevo.

La noche del 31 de diciembre se apreciaron concentraciones masivas de personas bailando y divirtiéndose en barrios populares, ignorando el impacto negativo de las aglomeraciones.

No fueron pocos los barrios capitalinos y de provincias en los que el 2021 se recibió con música, fiesta, en claro irrespeto de los protocolos sanitarios impuestos por el Gobierno a fin de detener la propagación del COVID-19.

En menos de una semana el Gobierno, que había dicho que la pandemia estaba bajo control, dictamina que los fines de semana el encierro comience a partir del mediodía, eliminando el llamado período de gracia para la libre movilidad de personas y medios de transporte, lo que además de confusión produjo apresamientos colectivos e indignación.

Que desde el gobierno se prefiera la militarización a las acciones solidarias o de corte sanitario ha hecho que se recuerde los ya clásicos desmentidos y burlas a la pandemia del actual equipo de gobierno cuando estaba en la oposición.

En efecto, las redes sociales han hecho recordar las peroratas del pasado senador por Puerto Plata, hoy influyente ministro y presidente del PRM, y las del actual presidente de la Cámara de Diputados y de una exdiputada, hoy encumbrada funcionaria del gobierno, quien llegó a decir que el Covid-19 era un invento de campaña. Todo esto, que está fresco en la memoria, contrasta con las restricciones aplicadas en las que la represión y la militarización del país son dominantes.

Mientras tanto los reportes de prensa dan cuenta de que el Gobierno de Luis Abinader superó al del presidente Danilo Medina en la totalidad de casos registrados durante la gestión de la pandemia provocada por el coronavirus COVID-19.

Desde el 16 de agosto hasta el boletín del 1 de enero, durante el mandato del presidente Abinader se reportaron 86,656 casos de COVID en un periodo de 138 días, mientras que en la gestión de Medina se confirmaron 86,309 en 168 días, desde el 1 marzo hasta el final del Gobierno.

Quizás se quiera explicar que el número de pruebas ha aumentado, pero también ha ido en aumento la tasa de los internamientos y de quienes salen positivos a la prueba PCR, con lo que se demuestra el fracaso del enfoque a la pandemia, con autoridades que cada día improvisan y no se sabe a ciencia cierta cuál es su estrategia.

En el gobierno se entiende que todo se resuelve con un golpe de efecto mediático, con anuncios o promesas incumplidas con las que se pretende aminorar el fracaso.

Expertos han puesto en duda la efectividad del toque de queda en razón de que solo se cumple en un sector de la sociedad y que se ha prostituido. Además, la medida tiene más efectos en el deterioro económico que beneficios en el plano sanitario, lo que debe llevar a un análisis del Gabinete de Salud, en lugar de las censuras a la prensa; en cambio, lo que se debe es aumentar el flujo de comunicación a los fines de evitar noticias falsas que se hacen propicias en esta coyuntura.

Se hace indispensable que el gobierno adopte medidas de emergencia para evitar que el COVID-19 siga transformándose en una tragedia que agudice las limitaciones económicas, provoque inconformidades sociales y, por ende, políticas.

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